Sin embargo, es de no coincidirse cuando afirma que el organismo que propone debe ser presidido por una autoridad federal que sea capaz de coordinar a las diversas autoridades y órdenes de gobierno.
Esa postura es una contradicción porque el mismo funcionario internacional agrega que debe fortalecerse a la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Contra la Libertad de Expresión de la Procuraduría General de la República y a las procuradurías locales, que desde luego son simples entelequias, y que conste el respeto que le tenemos al fiscal Gustavo Salas; sin embargo, su sola buena voluntad no sirve de nada.
Muy mal, también, que base su informe final en verdades a medias cuando afirma, con crítica adjunta, que sólo la Comisión Nacional de los Derechos Humanos lleva un registro más o menos puntual de las agresiones a periodistas.
Criticable su aseveración, basada en esas cifras, de que México es el país más peligroso para ejercer el periodismo en el continente americano. Desde luego, no sabemos dónde quedó en su oficina el registro puntual de los asesinatos y desapariciones de comunicadores que actualiza constantemente el gremio periodístico organizado del país y que en varias de sus partes no coincide con los registros oficiales.
En ese sentido, con el Informe Actualizado Sobre la Situación del Periodismo en México, todos sabemos que México ocupa para vergüenza de todos, el primer lugar no en América sino en todo el mundo en asesinatos y desapariciones forzadas de informadores.
Sí coincidimos en su propuesta de asegurar la existencia de medios públicos independientes del gobierno, crear un órgano público independiente de las autoridades que regule radio y televisión, y garantizar que los periodistas no sean víctimas de acoso judicial u hostigamiento jurídico en represalia por su trabajo.
Durante la visita que realizaron de manera conjunta La Rue y la relatora especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Catalina Botero, en agosto del año pasado, a la Ciudad de México, Chihuahua, Guerrero, Sinaloa y Estado de México, cuando menos en una de las reuniones participamos los representantes de la Federación Latinoamericana Periodistas (Felpa), la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos (Fapermex) y el Club Primera Plana. Nuestra Asociación de Periodistas y Comunicadores del Estado de Morelos allí estuvo representada.
Extraña, entonces, que el relator mencione que sólo ocurrieron 66 casos de asesinatos de comunicadores entre 2000 y 2010, y 12 desaparecidos entre 2005 y 2010, y que muy pocos fueron esclarecidos.
En primer lugar, en esos periodos, de acuerdo a nuestro registro puntual, fueron 84 y no 66 los homicidios, el cual toma en cuenta al último colega, Noel López Olguín, sacrificado en Acayucan, Veracruz; y fueron 16 las desapariciones forzadas, 4 fueron encontrados muertos, por lo que 12 permanecen en la incertidumbre de su ubicación.
Finalmente, es de recordarle al representante de Naciones Unidas que el fenómeno prevalece por una causa: la vergonzosa y vergonzante impunidad. Ninguno de estos casos ha sido plenamente esclarecido; por tanto, si en verdad se quiere revertir el fenómeno que tiene como propósito único socavar las libertes de prensa y expresión así como el derecho a la información, dejemos el discurso de las medias verdades.
Al aire
De nueva cuenta nuestro reconocimiento a Roberto Díaz Guerrero por el nombramiento al frente del manejo del Sistema de Radio y Televisión. Ya ha iniciado el movimiento de sus cartas, conocidos y por supuesto influyentes relaciones; no es para menos. A nosotros siempre nos habrá de agradar que recaigan en personas de probada experiencia retos como el que hoy se plantea este periodista que ya recorrió el país con el huésped de Los Pinos.
A Luis Fernando García Armendáriz, siempre nuestro respeto y aprecio. Pero como todo en la vida, los puestos privados y más cercanamente los públicos cierran tarde o temprano su ciclo. Vendrán mejores retos y aventuras.