Hasta antes de internet, los medios de comunicación eran los tradicionales: radio, periódicos y televisión. Se decía que algunos de ellos nos manipulaban y que sólo estaban a la orden de quienes llegaban al poder. Siempre existieron, y seguirán existiendo, críticas a estos medios de comunicación tradicionales aun cuando sabemos que sí hay medios que tratan temas diversos de manera imparcial.
Independientemente de las opiniones que se tengan sobre el tema, lo que quiero tratar el día de hoy es sobre la influencia de internet y los llamados medios sociales o redes sociales entre el público usuario, definidos estos como las plataformas de comunicación en línea donde el contenido es creado por los propios usuarios a través del uso de la tecnología de la red. Los tipos de medios sociales más utilizados son las redes sociales, los microblogs y los medios sociales móviles, entre otros.
Es verdaderamente increíble todo lo que se puede encontrar en la red. Y este tema me interesó aún más cuando escuché un comentario que hizo el expresidente Barack Obama en una entrevista reciente que le hizo David Letterman.
Obama mencionó, en dicha entrevista, que la información que tenemos actualmente, o que “encontramos” en los medios, en realidad está basada en nuestros prejuicios y que, de manera inconsciente la buscamos. Esta reflexión “barackiana” me hizo pensar mucho y comencé a analizar los mensajes que me enviaban mis amigos y conocidos a través de whatsapp, por ejemplo. Mis amigos panistas sólo publican textos y videos que están de acuerdo con su ideología y tirándole al candidato de enfrente. Mis amigos priístas igual. Todo a favor de su ideología y de que todo lo que hace el partido, y el presidente, es lo máximo. Y mis amigos de Morena, de igual manera, todo a favor de AMLO y lo bueno de sus propuestas. Y así con todos los demás partidos.
El problema no es que se hable bien de sí mismo. Todos debemos hablar bien cuando se trata de hablar en primera persona. El problema que noté, es que también se habla mal del otro. Y en ese hablar mal del otro, se refieren, muchas veces a aseveraciones que, en su gran mayoría, son falsas o infundadas. Es decir, están basadas en los prejuicios del que publica. Y eso nos perjudica como sociedad porque ya no estamos siendo objetivos y, al dejar de serlo, nos polarizamos y nos enfrentamos contra nosotros mismos apoyando, revirando, ratificando, y dándole validez a esa información que no está comprobada pero la creemos por todos nuestros prejuicios y sistema de creencias.
Sí se desnudó al poder, diría el subcomandante Marcos en 2013, porque las redes sociales “impactaron en la agenda de los grupos de poder, y por ello, los temas de actualidad ya no los marcan politólogos, columnistas o periodistas.” Aseveró que “los crímenes que no aparecen en los medios de comunicación de paga ahora están expuestos sin control.”
Nada de esto está mal per se. El problema es la tergiversación de la información. El problema es que no se investiga o corrobora dicha información y sólo se causan confusiones y más prejuicios porque creemos que es verdad todo lo que se publica. Umberto Eco, gran escritor y maestro universitario, el pasado cinco de enero habría cumplido ochenta y cinco años.
Hombre de ideales duros, se refería a internet y los medios sociales diciendo que “el drama de internet es que ha promocionado al tonto de pueblo al nivel de portador de la verdad”.
Todos los medios de comunicación pueden se causantes de paz o violencia en la sociedad y por ello es de fundamental importancia elegir las palabras, las frases, identificar la intención de lo que se publica. En la cultura de la paz, se busca que lo que se publique sea informar con objetividad, usar un lenguaje responsable, fomentar la tolerancia, el respeto a la opinión de los demás. No se trata nada más de decir las cosas sino cómo decirlo, cómo socializarlo.
Estamos en los tiempos de la conciencia social para llegar a una cultura de la paz. Ya no debemos ir tras la noticia. Hay que buscar la verdad que esa noticia encierra. Nuestro compromiso debe ser como transmisores y defensores de la verdad. Como promotores del bien común para tener una comunidad armónica. Analizar, reflexionar y, como bien dijo Peter Drucker: “lo más importante de la comunicación es escuchar lo que no se dice.”