Los focos incandescentes (o tradicionales) se calientan a través de un filamento de tungsteno por donde pasa la electricidad hasta que produce luz. Los incandescentes requieren de mucha energía eléctrica para que funcione un foco de 100 watts. Además, duran alrededor de mil horas solamente.
Los focos fluorescentes (o ahorradores) están compuestos de unos cinco miligramos de mercurio, lo que les ayuda a producir luz ultravioleta cuando pasa la electricidad, haciendo posible la luz visible. Un foco de sólo 20 watts es necesario para producir la misma cantidad de luz que un foco tradicional de 100 watts. Y su durabilidad es de aproximadamente ocho mil horas.
El foco LED (o Light Emitting Diode) es un semiconductor inorgánico, recubierto por una resina epoxi transparente, que está unido a dos terminales: un cátodo y un ánodo. Al momento de pasar la electricidad se produce un efecto denominado electroluminiscencia dando origen a la luz. Estos focos tienen un periodo de vida de entre diez y 15 años y disminuyen el consumo eléctrico un 60% en comparación con los focos incandescentes y un 40% con los focos fluorescentes o ahorradores.
El objetivo del Programa Luz Sustentable, organizado por el gobierno federal, es motivar el remplazo de los focos tradicionales por los focos ahorradores, lo cual es muy bueno porque el ahorro de energía eléctrica ha sido enorme. “El menor consumo de energía eléctrica permite disminuir el gasto de las familias por este servicio y beneficia al medio ambiente, al evitar la emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI) que se producen durante la generación de energía eléctrica con combustibles fósiles. Se estima que en México cada año las ventas de focos son de alrededor de 270 millones de piezas. De ellas, únicamente entre 40 y 50 millones son focos ahorradores de 100 watts por lámparas cuyo consumo es de 23 watts cada una”. Además este programa ayuda a cumplir con la Norma Oficial Mexicana NOM-028-ENER-2010, la cual establece límites mínimos de eficacia para lámparas de uso en sectores residencial, comercial, de servicios, industrial y de alumbrado público.
Aunque se trate de un excelente programa, sin duda alguna, existe un problema: ¿qué hacer con los focos cuando llegan al final de su vida útil? El mercurio, que mencioné arriba, es el problema porque inhalarlo nos puede causar mucho daño. En espera que los focos LED se vuelvan más comerciales y de precios más accesibles, seguiremos utilizando los focos ahorradores, pero es importante seguir estas recomendaciones para cuidar la salud, sobre todo en el caso de que el foco se rompa:
Usar guantes protectores, cubrirse la boca, conseguir una caja, no una bolsa; recoger los fragmentos grandes y ponerlos en la caja, barrer las astillas y pedazos pequeños con un papel o cartón, limpiar la zona usando un paño húmedo que luego se deposita en la misma caja, sellar la caja usando cinta adhesiva, marcar el contenido en la caja usando un plumón y llevar la caja a un área donde se traten los desperdicios.
¿Suena exagerado? Pues sí, pero es de mucha importancia cuidar la salud, ya que el mercurio es cancerígeno.
En el supermercado todavía es posible comprar focos tradicionales además de los ahorradores cuyo precio ya bajó mucho. En cuanto a los LED para uso doméstico, es más difícil conseguirlos. En la red se ve que ha habido mucho avance y la marca Toshiba, por ejemplo, tiene focos LED para uso doméstico. Dónde conseguirlos en México es el problema. Sin embargo, las lámparas LED están siendo utilizadas en nuestra ciudad, para alumbrar las calles, lo cual ayuda a que nuestro municipio consuma mucho menos energía eléctrica y así genere menos emisiones de carbono hacia la atmósfera. Ojalá pronto podamos comprarlos para nuestras casas y evitarnos el problema del mercurio.
Por último, quisiera agradecer al Ing. Frits Bleeker por recordarme el tema del mercurio en los focos ahorradores y cómo desecharlos. ¡Muchas gracias!
Fuentes:
http://www.luzsustentable.gob.mx
http://www.eerssa.com