la primavera. Hemos visto los gloriosos huayacanes, los pocos que hay en Cuernavaca, con una intensa flor amarilla; nos llaman la atención los diferentes tonos de rosa de las primaveras; el azul/morado de las jacarandas es extraordinario; y pronto tendremos el amarillo de las lluvias de oro mezclado con el rojo/naranja de los tabachines.
Muchos más árboles florecen en nuestro estado y cada uno de nosotros los ciudadanos podemos hablar de las muchas flores que nos rodean. Y no sólo se trata de árboles sino que también admiramos las bugambilias que ahora están increíbles, con sus colores vibrantes e intensos. Estamos rodeados de la naturaleza en uno de sus momentos más impactantes: en plena renovación. Este momento nos recuerda el maravilloso ciclo de la vida. Es cuando debemos dar gracias a todas las especies de flora que nos acompañan en nuestro camino por esta vida; es lo que hace más agradable y memorable nuestra existencia.
La primavera es una de las cuatro estaciones de las zonas templadas, la transición entre el invierno y el verano. Marzo es el mes clave y normalmente nos da días soleados, noches frescas todavía, en fin, un clima muy agradable. Sabemos que vendrán calores fuertes en abril y mayo y es por eso que mucha gente disfruta este mes más que ningún otro. Cuernavaca ha sido conocida como la Ciudad de la Eterna Primavera desde hace cientos de años y sigue siendo muy atractiva para miles de personas que llegan cada fin de semana a disfrutar lo que el estado de Morelos tiene para ofrecerles.
Nosotros que vivimos aquí nos sentimos privilegiados. Disfrutar del clima semi-tropical y respirar aire fresco constituyen una maravilla y atrás de los muros y las bardas que distinguen nuestra ciudad son muchas las casas y los jardines preciosos. Es un ambiente de mucha paz y tranquilidad que debería ser respetado. Sin embargo, los muros y las bardas también esconden muchos secretos, crímenes y violencia y los responsables son aquellas personas inconscientes de la naturaleza a su alrededor. Hay quienes tumban árboles sin permiso o construyen albercas tan grandes que utilizan enormes cantidades de agua potable sin pensar en las consecuencias para otras personas. Hay otros que instalan luces de hasta 400 watts en su jardín y las dejan encendidas durante horas y horas. Se trata de gente tan desconectada de la naturaleza que ni se les ocurre pensar en los pobres pájaros o en la vida de los insectos. Los pájaros se levantan por equivocación a causa de tanta luz artificial y cualquier abeja que llegue inocentemente en búsqueda de polen arriesgará su vida por completo.
Numerosas personas sufren por la llegada de la primavera, debido a la alta cantidad de polen en el ambiente y por eso las escuchamos estornudar con frecuencia. Es interesante notar que la cantidad de gente que sufre de esta alergia va en aumento y ello se debe al cambio de las estaciones que se siente con más fuerza que antes. Sin duda los cambios climáticos tienen mucho que ver...
Es fascinante considerar el nombre antiguo de Cuernavaca. Proviene del náhuatl y hoy día tenemos un bulevar que nos recuerda que la ciudad se llamaba, hace más de 500 años, Cuauhnáhuac. Tal vez menos conocido sea su significado: “cerca o junto a los árboles”. Desde tiempo atrás, Cuernavaca ha sido conocida por su gran variedad y número de árboles; son ellos los que contribuyen fundamentalmente a producir nuestro clima tan agradable. Está claro para nosotros, quienes sí le tenemos respeto a la naturaleza, que los cambios climáticos y el aumento de la temperatura promedio están ligados a la destrucción de tantos árboles en la ciudad.
Es ahora en primavera cuando nos atrae la belleza de nuestros árboles y es hoy cuando debemos estar conscientes de su bienestar, su rescate, su buen trato y, sobre todo, de su ciclo de vida. Somos afortunados porque tenemos agua, por lo menos hoy, y debemos cuidar de los árboles a más no poder. Sin árboles sufriríamos un calor inaguantable y condiciones serias de sequía. Si no pensamos un poco en nuestro ambiente, si no mostramos respeto por la naturaleza, si no abrimos los ojos para aprender de los árboles ahora que nos están dando tan bello espectáculo, entonces pronto nuestra ciudad ya no será primaveral sino, al revés, insoportable.