Me refiero a los árboles que están muriendo en zonas donde el mar ha entrado demasiado lejos y donde el agua salada elimina la posibilidad de vida. Me refiero a los arbustos y las plantas, los insectos, pájaros y animales diversos que han huido de los efectos climáticos que amenazaban su hábitat preferido. Me refiero a la flora y la fauna marinas, de las cuales muchas especies están en peligro de extinción por los residuos de basura que invaden los océanos contaminando sus aguas.
A veces pienso –como testigo de estos trastornos– que mi propia vida terminará a causa del cambio climático, lo cual sí es una posibilidad real. Muchas personas alrededor del mundo se están muriendo a causa de inundaciones, tormentas desastrosas, hambre y sequía, calores y fríos extremos, entonces no me resulta difícil pensar en cómo algo así me pueda afectar a mí también. Por ejemplo, sentí el intenso calor este último fin de semana. Ya se percibe cómo la temperatura está aumentando y me pregunto si durante los meses de marzo, abril y mayo, tendremos temperaturas demasiado elevadas. Con el paso de los días lo sabremos, pero será importante mantenernos hidratados y no exponernos al sol de medio día.
Hay señales que el clima está cambiando por uno más caluroso, aquí mismo en Morelos. Es importante por ejemplo tomar nota de las plantas, los animales y los insectos a nuestro alrededor. ¿Son los mismos? ¿Están llegando nuevos? ¿Algunos ya no están? En mi propia experiencia, en los casi 24 años que tengo de vivir en México, he observado que las ranas y los sapos ya no llegan como antes y tampoco las luciérnagas. Por el contrario, he visto recientemente la llegada de algunos cotorros que nunca había visto antes y una de mis vecinas ha visto iguanas en el área donde vivo. No es normal que lleguen las besuconas, pero ya están llegando, no a mi casa, pero sí a la de mis vecinos.
Todo este comportamiento tan novedoso es resultado del cambio climático, sin duda. Tengo árboles que han tirado sus hojas dos veces este año; tengo una plaga de huachichilas y de hormigas que me obliga a mantener cerrada toda la casa. Abro una puerta y en cuestión de segundos entra una huachichila en búsqueda de un buen lugar fresco para hacer su panal. Son avispas que pueden ser muy bravas y su picadura duele muchísimo. Las hormigas entran por donde quieren, son imposibles de frenar y las cuatalatas son absolutamente desastrosas en el jardín. Los alacranes siguen amenazando a la población local y hay que tener mucho cuidado con ellos, sobre todo los güeros. La mayoría de nosotros sabe cómo se siente un piquete, cómo duele, y muchos hemos tenido que ir al hospital para contrarrestar los efectos negativos. También tengo muchas viudas negras en mi jardín; al parecer les encanta el calor y la verdad yo les tengo mucho miedo. En fin, sabemos cómo vivir con ellos. Sólo hay que andar con mucho cuidado: si tu hijo sufre una picadura hay que ir inmediatamente al hospital o a la Cruz Roja. El veneno del alacrán puede ser letal en algunos casos.
Conforme va pasando el tiempo, veo imposible detener nuestra dependencia del petróleo; veo imparable la extracción de gas natural de nuestras tierras porque está visto como una excelente fuente de dinero que nos ayudará a desarrollar el país; veo implacable el derretimiento del Ártico que dará acceso a aún más petróleo… La verdad, yo veo insuperable el cambio climático, por lo que tendremos que adaptarnos a sus consecuencias. ¿Será fácil? No, sin duda será difícil. Éste es el reto más importante de nuestros tiempos: tratar de adecuar nuestras vidas al cambio climático. No nos queda otra opción.