Aprender: pasamos toda la vida aprendiendo. No hay que cerrarse a aprender algo nuevo todos los días. Al contrario, aprender enriquece nuestras vidas. Aprender cómo hacer composta, por qué es importante saber qué hacer con los residuos reciclables, qué hacer frente al cambio climático, cómo comer bien y mantenernos saludables.
Enseñary educar: es nuestra tarea compartir con los demás lo que hemos aprendido; por eso esta columna, por eso las escuelas enseñan ahora a los niños cómo separar la basura, qué hacer con las pilas usadas, hacer arte de productos reciclables, entre muchas otras cosas, como parte básica de su educación.
Plantar: muchos ya hemos participado o visto cómo, a través de los programas de reforestación, cantidades de pequeños árboles han sido plantados en zonas de nuestro estado. De manera personal, muchos de nosotros también hemos plantado árboles en jardines o en macetas, cuidándolos para verlos crecer. Plantar árboles es una práctica común y muy necesaria para producir oxígeno, absorber carbono, crear hábitats para la fauna, crear sombra para nosotros y apoyar el ciclo de la vida.
Preservar: tenemos la suerte de vivir en una zona maravillosamente verde donde las plantas y los árboles crecen con ganas. Sin embargo, es un crimen ver cómo todavía hay personas y gobiernos que autorizan la tala de árboles maduros. Es un crimen también ver los incendios forestales que son provocados por la estupidez humana y que consumen miles de árboles. La preservación de nuestro ambiente es primordial.
Proteger: si no protegemos nuestro ambiente, dejaremos un mundo inhabitable para las futuras generaciones. Tenemos que proteger las barrancas, los ríos, los campos, los árboles, las plantas, toda la flora y la fauna que nos rodean y los mantos acuíferos, para crear un mundo decente y saludable.
Separar y reciclar: nuestro mundo está lleno de basura, no sólo en el suelo sino en los ríos, en el campo, en la esquina de la calle donde vivimos, en los océanos. Si fuéramos más responsables separando y reciclando nuestros residuos, este problema tan agudo se habría resuelto. Acuérdate de esos famosos verbos que empiezan con R: Reciclar, Reducir, Reusar, Rechazar, Reparar, Rehacer, Recoger, Reaccionar…
Informar: la información para actuar de manera responsable en cuanto a la protección del medio ambiente está disponible para todos, en línea, en las escuelas, en las bibliotecas, en la radio, en la televisión, en libros, en folletos... Infórmate para aprender las mejores prácticas ecológicas.
Colaborar: es a través de la colaboración que podremos hacer algo contundente. Juntos logramos mucho más que si actuamos solos. Sumarnos a los esfuerzos para mitigar las consecuencias del cambio climático y para reducir la contaminación de la tierra, el aire y el agua es algo que tenemos que hacer, colaborando y formando un equipo gigante de acción positiva.
Respetar: adoptar como base de nuestra educación ecológica el amor y el respeto por el planeta Tierra y el agua. Sin agua no hay vida, sin agua desaparecerá la Tierra como la conocemos. Respetar nuestro ambiente, sobre todo el líquido vital, es más urgente que nunca y que nada.
Crear: utiliza tu creatividad para volverte más ecológico: usa los frascos de vidrio como floreros o para guardar comida; convierte tus residuos orgánicos en composta, desde las hojas y las flores hasta todo lo que sale de la cocina al preparar la comida, incluyendo las servilletas, el papel estraza, los granos de café, las bolsas de té; crea nuevos hábitos y costumbres para desarrollar una auténtica conciencia ecológica.
Cambiar: no hay que tener miedo al cambio sino aceptarlo con los dos brazos, con nuestro cerebro, con los ojos abiertos y totalmente dispuestos a hacer cambios en la vida personal de cada uno de nosotros para mejorar nuestra situación global. Cambiar nuestros hábitos para consumir menos agua y energía, cambiar nuestra manera de pensar, cambiarnos a nosotros mismos para ser más responsables con nuestro planeta Tierra, antes de que sea demasiado tarde.