Las implicaciones son muchas, no sólo en términos de distribución de agua y alimentos sino también para la infraestructura, la vivienda, el transporte, la energía, el empleo, los servicios básicos y, por supuesto, la protección del medio ambiente.
“Con un total de 20 millones 843 mil habitantes, México es la cuarta ciudad más poblada del mundo, de acuerdo con un informe publicado hoy [10 de julio de 2014] por la ONU, que prevé que la capital mexicana descienda a la décima posición en el año 2030” (http://www.eluniversal.com.mx/sociedad/2014/poblacion-mundial-ciudad-mexico-1022472.html). Hoy Tokio (Japón) es la ciudad más poblada con 28 millones de habitantes, seguida por Delhi (India) con 25 millones y Shanghái (China) con 23 millones. La lista de las ciudades más pobladas para 2030 incluyen a las ya mencionadas, además de Sao Paolo (Brasil), Mumbai (India), Osaka (Japón), Beijing (China), Dhaka (Bangladesh), Karachi (Pakistán), Cairo (Egipto) y Lagos (Nigeria).
Son números impactantes. Para apreciarlos de manera sencilla, la predicción es que 54% de la población mundial vivirá en áreas urbanas. Para el año 2050 “estas zonas concentrarán 66% del total de la población en el mundo”. Uno de los retos más importantes será entonces saber cómo administrar estas áreas urbanas de manera eficiente. La sociedad mundial funcionará sólo si la gestión es la adecuada.
Todos conocemos bien la Ciudad de México y quienes vivimos en Cuernavaca sabemos qué tan difícil es moverse en la capital. Lo que suceda en el DF afectará por supuesto a Cuernavaca y al estado de Morelos. Nuestros pueblos y ciudades también crecerán y para nosotros será cada vez más difícil cuidar los árboles, mantener el aire limpio y tener acceso a todo lo que requerimos. Muchas ciudades alrededor del mundo están sufriendo aún más los altos niveles de contaminación, a pesar de los disque esfuerzos por reducir nuestros consumo y dependencia del petróleo.
La ciudad de Helsinki, capital de Finlandia, no tiene el mismo problema que nuestra capital mexicana pero de todos modos su gobierno capitalino está trabajando para lograr un sistema de transporte público y compartido que será tan bueno y eficaz que nadie tendrá por qué mantener un auto propio (www.theguardian.com). Entienden que la movilidad urbana tiene que ser repensada para llegar a conclusiones y propuestas innovadoras. Tienen claro que es cada vez más importante no sólo establecer un sistema de transporte público que cumpla con las necesidades de sus ciudadanos, sino que también contribuya positivamente a la disminución de emisiones de carbono al medio ambiente.
Hemos visto el lanzamiento de las Ecobicis con mucho éxito, tanto en México como en varias ciudades alrededor del mundo. Es una opción que ha funcionado muy bien para muchas personas pero no es suficiente. Es claro que necesitamos, o más bien que nos urge, un sistema de transporte público que sea limpio, eficiente, seguro y económico para el bien de la sociedad.
Y sólo estoy hablando aquí de una de las consecuencias del incremento de la población urbana –el transporte público– pero existen muchas más implicaciones y es por ello que el reporte de la ONU resulta tan significativo: hay que hacerle caso. Las zonas urbanas tendrán que crecer para albergar y soportar a tantas personas extras, lo cual va a destruir más áreas verdes y todos tendremos que sufrir las consecuencias. ¿Qué hacer? Yo no lo sé, no hay una respuesta para resolver esta tendencia global. La población urbana va a crecer, pase lo que pase. Dependerá de nosotros y de nuestra capacidad de asimilar la situación a tiempo para planear y proponer pero sin quitar nuestra atención, ni por un segundo, de la protección del medio ambiente, de la flora y la fauna. La sobre-urbanización del planeta es francamente preocupante.