Incinerarlas al aire libre sería un comportamiento irresponsable y totalmente inaceptable. Triturarlas para propósitos de reciclaje es la única opción. Se trata de 90 mil toneladas de caucho que actualmente ocupan un sitio cerca de un desarrollo habitacional al norte de la ciudad de Toledo, cerca de Madrid. En un periodo desde el año 2002 hasta el año 2011 las llantas seguían llegando, hasta cubrir un espacio que mide hoy 117 mil metros cuadrados. Este vertedero es el más grande de su tipo de toda Europa. Los riesgos son numerosos: existe un grave riesgo de incendio y la contaminación medioambiental es una terrible amenaza para la salud y una fuente importante de inquietud, sobre todo para las personas que viven cerca. En el caso que se incendiara se necesitaría una enorme cantidad de agua para controlarlo, pero el humo tóxico sería tan espeso que las autoridades tendrían que evacuar unos 11 mil hogares y la cortina de humo afectaría seriamente la visibilidad del aeropuerto de Madrid. Es más, el agua sola no apagaría las llamas, sino que tendrían que verter cantidades de tierra encima de las llantas calientes para apagar el fuego. El humo duraría por días, si no es que semanas y la contaminación del aire y de la tierra, sin mencionar lo que haría al ecosistema, sería severa y duradera. Se trata de una situación crítica para la que urge hallar una solución responsable.
Pero el problema es mucho más grande que ese depósito en España. ¿Cuántas llantas usadas terminan en vertederos similares en cada país del mundo? Existen empresas especializadas en el reciclaje de llantas y la tecnología puede ser muy eficiente, pero el porcentaje de llantas recicladas es todavía pequeño. En México tenemos la Asociación Nacional de Distribuidores de Llantas y Plantas Renovadoras, A.C. (Andellac: http://andellac.mx). Aunque esta asociación representa las productoras de llantas, su misión y su filosofía no hacen mención de la cuestión del reciclaje de las llantas. Se desechan millones y millones de llantas cada año y hasta ahora la mayoría termina siendo quemadas en hornos de cemento o depositadas en tiraderos a cielo abierto. Obviamente, enfrentamos el mismo problema de salud en México debido a las emisiones de sustancias tóxicas hacia el subsuelo, lo cual es una amenaza más para el medio ambiente.
Con más autos en circulación, la demanda de llantas es cada vez mayor. Producimos muchas llantas en México, pero al parecer no son suficientes porque un gran número de ellas se exporta: se trata de hecho de un muy buen negocio. La buena noticia es que ya hay iniciativas dentro de la industria llantera mexicana para promover el reciclaje de llantas usadas, pero todavía estamos lejos de solucionar el problema permanentemente. ¿Quién de nosotros no ha visto llantas tiradas en las barrancas o en los ríos, en campos y en terrenos baldíos? Algunas personas han sabido ser creativas y han dado un uso a sus llantas viejas, convirtiéndolas en jardineras, juguetes, columpios, etcétera, pero el problema persiste y es un problema muy serio.
El caso de las llantas españolas es sintomático de un problema global que no desaparecerá pronto. Sí hemos avanzado porque ya no quemamos llantas al aire libre como antes, pero todavía existe la gran oportunidad en espera de algún emprendedor valiente que podría poner el ejemplo y tomar las riendas de qué hacer con las llantas usadas de manera responsable y sustentable.