Reporta la página del Concejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt): “La necesidad de contar con nuevas alternativas de energía, sin costo por mantenimiento y con bajo impacto ambiental, en las que el cemento sirva como adhesivo o cementante capaz de ofrecer otras funciones como la generación de luminiscencia, dio pie a la creación de un cemento emisor de luz diseñado por José Carlos Rubio Ávalos, investigador de la Sección de Innovación Tecnológica en Materiales de la Facultad de Ingeniería Civil de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo”.
Estamos acostumbrados a ver cemento por todos lados. Lo tenemos en casa, lo tenemos en el piso, en las escaleras, en los edificios altos, en las calles, en las autopistas, en todos lados. Y siempre tiene ese mismo color frío, feo y gris. Es muy común ver los camiones mezcladores de cemento, además de otros transportando los costales. Podemos decir que el cemento es parte de nuestra vida, a tal grado que ni siquiera estamos conscientes de su presencia. Se dice que es el material más utilizado por el ser humano después del agua. Imaginemos ahora si lo pudiéramos ver todo iluminado: ¡qué cambio sería!
Explica el científico José Carlos Rubio: “Si uno piensa en inventar un cemento fosforescente o cemento emisor de luz, tiene que enfrentar los retos de hacer un cambio en la microestructura del cemento mismo, para que permita el paso de la luz a su interior y, posteriormente, la luz generada en el interior del cemento salga al exterior. El reto mayor es que no se deben utilizar polímeros sintéticos o resinas orgánicas porque debemos crear nuevos materiales y nuevos productos sin afectar el medio ambiente y, por otro lado, debe resistir la radiación ultravioleta sin deteriorarse. La solución fue encontrada en la química inorgánica: producir un cemento con propiedades ópticas diferentes permitiendo la transmisión y reflexión de la luz”.
Su aplicación es muy amplia, sobre todo en construcciones, fachadas, albercas, caminos, baños, cocinas, estacionamientos, puentes, etcétera. Básicamente, en cualquier lugar que necesite estar siempre alumbrado, o sea lugares que no tienen acceso a fuentes de energía eléctrica. Lo maravilloso es que el cemento se carga tanto con luz natural como con luz artificial, para luego emitir luminosidad por hasta 12 horas, o sea toda la noche.
Ya me estoy imaginando las posibles aplicaciones. Me gustaría verlo en las banquetas, en las colonias donde el alumbrado público no es bueno, en los estacionamientos públicos que son peligrosos por su obscuridad permanente, en los edificios altos que dejarían de mantener las luces prendidas toda la noche. La aplicación de este nuevo cemento tiene un enorme potencial y quisiera verlo por todos lados. Es un maravilloso invento, es totalmente ecológico y debería haber algún esfuerzo por parte de las empresas cementeras para producirlo, utilizarlo y lograr su uso generalizado. ¡Enhorabuena!
Fuentes: