Seguramente el primer problema que surgirá en el curso escolar que hoy inicia será el mismo de los años anteriores: la falta de profesores frente a grupo.
Las autoridades escolares han atribuido a la burocracia el retraso en la sustitución de las vacantes que dejan los profesores que fallecen o, principalmente, quienes se jubilan.
La llamada reforma educativa provocó desde su inicio una catarata de solicitudes de jubilación y los mecanismos para las sustituciones no son lo suficientemente ágiles y están contaminadas por le hecho de que la autoridad busca ahorros bajo cualquier concepto y la nómina es un buen pretexto.
Desafortunadamente lo que está en juego es la formación de los niños y jóvenes. Una interrupción de meses –que son comunes- daña gravemente no sólo su presente, sino su futuro.
Confiemos en que eso no ocurra en este año escolar.
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