Desafortunadamente, las redes sociales aún no pueden funcionar como sustitutos de los medios de información tradicionales, pues no cumplen con las expectativas de la sociedad, por lo menos en cuanto al rigor que deberían tener los contenidos trascendentes que allí se difunden.
Al contrario. La falta de responsabilidad de muchos de los que allí escriben ha provocado más de una vez temores infundados entre la población.
La naturaleza de esas redes hace imposible aplicarles regulaciones, pero al menos permiten exhortar a la sociedad a contrastar lo que leen y para eso los medios tradicionales serios ofrecen garantía en sus contenidos.
La única manera de contrarrestar rumores y versiones tendenciosas es acudir a fuentes con información confiable.