El director del Centro SCT-Morelos, Héctor Castañeda Molina, ha demostrado su profundo desprecio por los morelenses al resumir en una frase su postura sobre las graves y numerosas fallas del llamado Paso Exprés: “no hay nada que sea perfecto”.
Esa actitud de menospreciar la preocupación de la sociedad local se agrava porque lejos de corregir las fallas adicionales a las que provocaron el socavón que se cobró dos vidas, quienes administran esa obra de más de dos mil millones de pesos han realizado “adecuaciones” que pueden desembocar en un accidente, como el trazado de rayas en el pavimento que alteran la marcha de los vehículos y los hacen cambiar levemente de rumbo.
Además queda el reclamo pendiente de que una vez reabierto existan más accesos y salidas para evitar los congestionamientos causados al limitar el acceso a la autopista con dirección al sur.
Héctor Castañeda Molina se ostenta con esas declaraciones como un burócrata insensible que sólo defiende su elevado salario e intereses que no son precisamente los de la sociedad a la que debería servir.