El Paso Exprés es un asunto que incumbe a cientos de miles de personas que tienen la necesidad de utilizarlo, especialmente a aquellas que por vivir o desenvolverse en la zona metropolitana de Cuernavaca ven su vida en riesgo cuando pasan por esos peligrosos kilómetros, que además costaron una fortuna, mil millones de pesos más de lo presupuestado.
La presión social ya permitió quitar el confinamiento en los extremos de esa vía, a fin de integrarse o salir de ella con más facilidad.
No olvidemos que al inaugurar esa vía se excluyó al tráfico local del acceso al puente Palmira y se provocó un enorme embotellamiento en el sur, para acceder a Cuernavaca en un único carril. Ese problema finalmente se arregló pero seguía igual en ese tramo, donde se dejaba al tráfico local de los tres carriles con dirección sur un solo carril, además del flujo que llega de la avenida Morelos, lo que provocaba enormes filas para incorporarse ala autopista del sol.
Fue el tráfico socavón lo que permitió corregir esos excesos, pero otros aún persisten, son fácilmente identificables y deben tener arreglo.