La evidencia presentada para señalar que un morelense fue asesinado en Estados Unidos por la Policía es contundente. Un hombre que nunca se resistió ni tampoco empuñaba un arma fue abatido a tiros por los uniformados.
Sin embargo, el crimen amenaza con quedar impune, probablemente por motivos raciales.
La ola de excesos cometidos por las fuerzas policiacas en aquel país se ha cobrado numerosas víctima entre las minorías raciales, sin que nadie parezca ponerla freno.
Por eso es importante emprender una acción jurídica que, basada en las evidencias, lleva ante un tribunal a los responsables y se logre una condena.
Claro, para una familia mexicana de pocos recursos eso resulta una tarea titánica, pero si las instituciones intervienen es posible acercarse a esa meta, que no sólo honrará a la víctima sino que podría reparar el daño a los deudos, lo que no es poca cosa.