Aunque la Secretaría de Comunicaciones y Transportes trate de minimizar la condición en que se encuentra el Paso Exprés, la pésima calidad de la obra y su mala gestión aún tiene un enorme costo para la población de Cuernavaca, sobre todos los que por vecindad se vieron afectados directamente por los trabajos.
Omitir el cumplimiento de acuerdos pactados complica las cosas, porque quienes se sienten perjudicados han encontrado el camino para ejercer una enorme presión: el cierre de la arteria que tanto daño les causó y que es el principal paso vial de Morelos.
Las afectaciones con cada cierre son enormes y repercuten hasta la Ciudad de México y el estado de Guerrero.
Ante tal situación, nos vemos la forma en que la burocracia federal pueda esconderse de esos reclamos, bastante justificados.