Conducir un vehículo de motor y usar el celular al mismo tiempo se ha convertido en una plaga que tiene graves consecuencias sociales.
Los especialistas consideran que casi es equivalente a conducir en estado de ebriedad, y tiene las mismas consecuencias: accidentes que dejan muertos, heridos y graves daños materiales.
A pesar de que el mismo implicado en esa mala conducta sufre las consecuencias de su acción, la tendencia a distraerse con el teléfono tiende a aumentar, por lo que amerita una intervención de la autoridad, no sólo con medidas preventivas, sino también coercitivas y disuasorias.
El saldo de los percances por esa causa debe dejar de crecer, pues lo que está en juego es la vida humana, especialmente de personas inocentes.