La parálisis que vivió durante casi dos semanas el Congreso local finalmente se ha resuelto para revelar que las cosas no han cambiado: la asignación de plazas y cargos directivos fue la fórmula para que los diputados renuentes regresaran a sus labores.
Es triste comprobar que la entidad no puede liberarse de algo que ya es una maldición, los representantes populares deshonestos.
Poco importa el elevado costo que de por sí tiene la operación del Poder Legislativo, a pesar del número de diputados
Por supuesto, es sabida la autonomía constitucional de la que goza, por lo que difícilmente una fuera externa hará que las cosas cambien.
El próximo presidente de la república ha pregonado a los cuatro vientos que ofrecerá desde el primer día un combate al a corrupción y a los gastos excesivos. Sin embargo, la realidad más cercana de los morelenses sigue sin modificación.