El cuidado del agua es un asunto que no admite discusiones, y enfocarlo –por coyuntura- a la Semana Santa y a la temporada de estiaje ya es inútil: el agua hay que cuidarla todo el tiempo y en cualquier contexto.
La responsabilidad es de cada uno, en la cotidianeidad, y es un asunto de conciencia.
Los llamados globales a la preservación del vital líquido son en la expectativa de un mañana, y esa obligación es de todos.