En 1951 se instauró el 7 de junio como el Día de la Libertad de Expresión en México para recordar la importancia del respeto a la libre manifestación de las ideas.
Sin duda, se trata de un derecho que se erige como uno de los pilares de la democracia, pues de éste se desprenden la libertad de prensa, de asociación, de reunión, de culto, entre otros.
No obstante lo anterior, es un derecho que debe ejercerse con responsabilidad, ya que la línea que divide el expresarse libremente y rayar en la vejación es muy delgada.
Así pues, sirva un año más para recordar que las democracias no se construyen solas, sino que requieren de la participación de cada sector que conforma la sociedad, entre los que destaca la prensa responsable.