Todo el episodio es realmente bizarro. Un soldado en Irak que accede a información diplomática y que además la graba en un disco y la da a un hacker que a su vez la hace llegar a Wikileaks. Es realmente difícil entender cómo documentos que normalmente van codificados pueden quedar libremente al acceso de cualquiera que tenga posibilidades de llegar a esas instancias. Lo más curioso del caso es que ¿por qué documentos relativos a distintos países estaban a disposición de alguien que estaba en Irak y que era parte del ejército? Normalmente los documentos cifrados requieren de un código o de un algoritmo que está ya en computadoras especiales para poderlos descifrar. ¿Cómo es posible que un simple soldado en Irak tuviera acceso a documentos diplomáticos o se permitió deliberadamente que se accediera a ellos?
Las actividades de espionaje en las embajadas han sido diversas, y hay que recordar, por ejemplo, los escándalos en la Gran Bretaña con los espías diplomáticos egresados de las grandes universidades; era natural que los escándalos se provocaran porque en ese momento se trataba de la Guerra Fría y el clima bélico predominaba en toda Europa. En esta ocasión es diferente; las revelaciones de 250,000 documentos que flotan en el espacio cibernético y que era posible que tarde o temprano iban a ser utilizados por los hackers como una forma de acceder a ellos y divulgar su contenido.
Hay dos teorías flotando en el ambiente que mucho se comentan; una, que fue una inocentada de quienes están a cargo de las comunicaciones diplomáticas y que su país debe investigarlos. La razón en que ha puesto al gobierno americano a la poca diplomática actitud de exponer sus opiniones sobre los países sino inclusive causando fricciones y a veces hasta poniendo en ridículo su actividad diplomática.
La otra versión, que también se maneja entre estudiosos y periodistas, es que esto se hizo a propósito, era una forma de lanzar críticas que no se pudieran hacer de gobierno a gobierno. Ésta fue una forma de revelar algunas de las cosas que los diplomáticos querían que se supieran sin que ellos lo tuvieran que hacer, por la posibilidad de que hubiera una confrontación directa con los distintos gobiernos.
Sobre el contenido de estas revelaciones es necesario también darse cuenta de que muchas de las cosas que se manejan en estos cables de las embajadas eran conocidas, como es el caso de nuestro país. No hay ninguna sorpresa ni ningún complot a revelar sino que sirvió de confirmación de sospechas, ya que todo mundo tenía la idea de que estas cosas estaban pasando. Fuera de críticas a algunos funcionarios, no había más.
En el caso de nuestro país las diferencias entre funcionarios públicos, entre organizaciones como la Secretarías de la Defensa, de la Marina y la presidencia, eran cosas que se habían comentado ya en el país. Con relación al narcotráfico, también era sabido que había cooperación de inteligencia de la Embajada Norteamericana o de las organizaciones de seguridad norteamericanas hacia nuestras fuerzas de seguridad. Tal vez no con tanto detalle, pero sí las actitudes eran conocidas, se sabían las pugnas entre ciertos funcionarios y la relación de la opinión pública con esta guerra al narcotráfico.
Una de las cosas que también se ventilan es la interferencia de ciertos países con intenciones ideológicas en la vida interna de otras naciones. Como esta relación del gobierno venezolano con alguna fracción de la izquierda mexicana que involucra también a un ex candidato a la presidencia de la república o la relación directa con gobernantes nicaragüenses. No es totalmente una sorpresa. Todo mundo pensaba ¿cómo era posible sostener un movimiento tan grande y tan prolongado sin que hubiera una fuente de financiamiento que pudiera soportar este tren de trabajo político? Los grupos que participan requieren de un financiamiento ya sea interno o externo. Es más, ya la gente intuía que había también una influencia externa ya fuera de Venezuela o de otra fuente, pero que había esa injerencia.
Este episodio será más para el folclor político que para quebrarse la cabeza en teorías de la conspiración. Pero fue una forma de conocer cosas que las leyes de muchos países sobre el derecho a la información no han logrado; a lo mejor éste será el inicio del fin de la secrecía de los gobiernos sobre asuntos que atañen a los gobernados.