Las medidas adoptadas para tratar de frenar lo más posible la llegada del Covid-19 han perjudicado a todos los sectores económicos de México, pero una parte de los afectados han conseguido innovar o renovarse para subsistir.
Aunque en principio parece burdo poner como ejemplo el caso de los vendedores ambulantes que han cambiado su mercancía tradicional por la venta de cubrebocas, en realidad no lo es, porque a los antes citados les funciona.
Y en otra escala numerosas empresas de otros giros ahora fabrican artículos necesarios para atender la nueva enfermedad.
Cuesta trabajo comenzar de cero, pero eso es lo que la inesperada época nos exige.
Confiemos en que el tradicional ingenio de los mexicanos sea capaz de construir nuevos caminos a la brevedad posible, a fin de que de esta pandemia salgamos fortalecidos, a pesar de los daños que ya sabemos ocurrirán.