La elección del magistrado Rubén Jasso Díaz como futuro presidente del Tribunal Superior de Justicia no está exenta de polémica, pues por enésima vez no se cuidaron las formas y se llevó al extremo la interpretación de la ley para acomodarla a la intención del grupo que gobierna el Poder Judicial.
Todo eso en nada abona al progreso de Morelos, sino que abre un nuevo frente que terminará por dirimirse desde las esferas del Poder Judicial de la Federación, como tantos otros asuntos de importancia para la entidad.
Lo lamentable es que todo eso ocurre cuando vivimos el inicio del periodo de máxima letalidad del covid-19. Esto es, Morelos tiene un grave asunto que enfrentar como sociedad, pero se utiliza un momento clave como éste para estirar los alcances de la ley en algo tan importante como el manejo del Poder Judicial.
Seguramente el juicio de la Historia será implacable.