El gobierno federal ha determinado que Morelos pase a partir del lunes a semáforo amarillo, lo que permitirá abrir más las actividades económicas, pero sin descuidar las medidas sanitarias fundamentales.
Cuando se anunció el paso de rojo a naranja, una parte importante de la población interpretó la medida como si correspondiera a una apertura total y nuevamente las calles de las comunidades morelenses se llenaron de gente, con lo que los deseos siguieron su curso implacable.
Ahora que pasamos a semáforo amarillo el riesgo de que se multipliquen los actos irresponsables es alto, debido a la falta de educación y de civismo.
Un descuido nos puede hacer retroceder y poner en riesgo los avances, justo cuando los problemas económicos se multiplican por lo prolongado de las medidas restrictivas.
Quien no deba salir a la calle no debe hacerlo. Las medidas básicas de higiene deben mantenerse y el uso del cubrebocas debe generalizarse para reducir los contagios, como único camino a la apertura total.
Los descuidos costarán muy caros.