Es difícil creer que el aprovechamiento escolar desde que comenzó la pandemia es satisfactorio, especialmente en las escuelas públicas, que ni siquiera han logrado mantener los horarios de clases, mientras las escuelas particulares se han esmerado en cumplir con el tiempo habitual de enseñanza.
Eso seguramente creará una diferencia enorme entre los educandos y hace más difícil tomar una decisión sobre la hipotética necesidad de dar por perdido el año escolar y comenzar de nuevo.
La pandemia de covid nos ha traído una realidad que exhibe las grietas y carencias de nuestra sociedad y en la que las nuevas generaciones pueden ser las más afectadas en términos cuantitativos.
Aunque los muertos los han puesto principalmente los grupos de mayores de 70 años, los niños y jóvenes están más expuestos que nunca a vivir en la marginación y en una pobre calidad de vida.
Estamos en una encrucijada que tiene que resolverse con creatividad y visión de futuro, porque lo que está en juego es el destino de nuestra sociedad.