Aunque todos los sectores de la población han sido golpeados por la pandemia, quienes en estos momentos cursan algún tipo de estudio han sido severamente afectados, especialmente quienes carecen de los recursos necesarios para seguir las clases a distancia.
La ruptura de la normalidad provocará un enorme desfase educativo, lo que definitivamente marcará a las jóvenes generaciones y hará retroceder la calidad de la formación de nuestra sociedad.
La pandemia ha creado multitud de nuevas necesidades y la exacerbación de problemas que de por sí ya eran graves, pero a pesar de eso la sociedad debe resolver, a través de sus autoridades, el problema de rezago educativo que se vive actualmente.
Si se atiende, el costo de esa intervención será ínfimo comparado con el precio que pagaríamos si la enseñanza se degrada a niveles intolerables.