Aunque faltan detalles para recibir el dinero, finalmente la Universidad Autónoma del Estado de Morelos obtuvo un presupuesto adicional para cubrir los compromisos financieros propios de cada fin de año.
Aunque los recursos no son lo que en la jerga presupuestal se llama “regularizables” (que se entregan de forma permanente) son una salida temporal, aunque en 2021 la agonía provocada por el déficit estructural seguirá.
La gestión exitosa es loable, pero ahora se requerirá incidir en el Congreso federal y en la Secretaría de Educación Pública para que en la entrega de recursos que se entregan a la universidad morelense se usen los criterios aplicados a instituciones de educación superior más agraciadas.
Por lo pronto, los trabajadores universitarios verán el fruto de las cesiones hechas por los sindicatos.