Como ya se dijo reiteradamente, los integrantes del Congreso local deben pensar primero en el interés superior de los morelenses. Quienes formaron parte de las anteriores legislaturas no lo hicieron y la sociedad les dio severos calificativos e incluso la mayor parte de ellos fueron duramente calificados por el electorado.
Aunque el anterior fue un Congreso formado mayoritariamente por mujeres, ni por esas circunstancias lograron al menos legislar con enfoque femenino y mucho menos en favor de la sociedad.
Al inicio de sus funciones, los veinte diputados y diputadas actuales dieron una soberbia demostración de lo que se puede hacer cuando existe buena voluntad e intención de cumplir correctamente las obligaciones que marca la ley para sus cargos, pero de repente el rumbo se perdió.
Sin embargo, la Legislatura es lo suficientemente joven como para que haya tiempo de rectificar y de actuar conforme a la ley.
El segundo periodo ordinario de sesiones es la oportunidad única de salvar las cosas.
Los electores deben esperar pacientemente casi tres años para hacer sentir su parecer, pero no creo que sea necesario esperar tanto tiempo.
Mejor confiemos en que la armonía vuelva a prevalecer en el Poder Legislativo y todo lo que se ha roto se restablezca de nuevo.