El instituto de pensiones para la burocracia estatal y municipal es una verdadera urgencia, pero seguramente costará mucho trabajo implementarlo debido a la cerrazón sindical.
Ya no pueden cerrarse los ojos a la realidad: el pago de pensiones y jubilaciones se realiza ahora con dinero que corresponde al gasto corriente de las administraciones públicas, debido a la falta de previsión y a las políticas demagógicas que buscaban evitar el conflicto del presente mientras empeñaban el futuro de las finanzas públicas.
Y ese futuro ya llegó e implica que los implicados en el tema deban aportar más recursos, a lo que hasta ahora se han negado.
Las consecuencias son graves y eso se resentirá cuando en el año que corre y el siguiente se deban aprobar cientos o quizá miles de solicitudes de jubilación para las que no existen reservas, pero aún así se tienen que pagar.