El Tribunal Electoral del Estado de Morelos determinó que Gabriela Marín Sánchez debe ocupar la diputación que con su muerte dejó vacante Juan José Yáñez Vázquez, y no Roberto Carlos Yáñez Moreno, quien se auto adscribió como integrante de la comunidad lésbico gay sin serlo para ocupar su posición en la lista electoral que finalmente -y aunque sea de forma temporal- le llevó a la curul.
La decisión del tribunal electoral no cura todos los agravios, porque quien ahora debe ser diputada se registró como integrante de la población indígena, aunque no pertenece.
La resolución de ayer aún puede impugnarse en dos instancias más antes de pasar a ser definitiva.
Por cierto, el legislador que provocó la vacante también se registró como indígena, aunque no pertenecía a ningún grupo aborigen. Quienes lo pusieron en el cargo y se beneficiaron de los cambios que de allí derivaron son políticos que han demostrado que se guían solo por sus intereses personales y que no les importa el bien común.
Quizá saber todo eso y no corregirlo sea el verdadero problema social que padecemos.