Ninguno de los miles de ciudadanos que ayer quedaron atrapados en los vehículos que circulaban hacia Cuernavaca o la Ciudad de México en el norte de la ciudad tenía capacidad para decidir acerca de los reclamos que una nueva organización sindical planteó mediante el cierre de vialidades.
Independientemente de la justeza del reclamo, la manera en que se hizo se enmarcó en las actuaciones salvajes de grupos que periódicamente retan el orden establecido pero usan a la población como rehén.
La carta de presentación del nuevo organismo gremial pudo haber sido mejor y dentro del respeto a la ciudadanía, pero usó métodos que han demostrado estar agotados, lo que los hace más dañinos.