En el tramo final de la gestión de la LV Legislatura estatal son de esperarse los últimos excesos, antes del adiós.
Entre la designación de contralores del Impepac, el IMIPE y el Instituto de la Mujer, los remiendos al sistema estatal anticorrupción y las reformas de última hora a favor de intereses personales o de grupo, la expectativa en la actuación de los diputados es de voracidad y atropello al bien público.
La opacidad en el uso del recurso económico, por otro lado, es una afrenta que pega no solamente al ciudadano morelense, sino al sistema encargado de impedir la extralimitación.