La escasez de agua ya no es un problema que enfrentará la humanidad en un futuro, sino que se trata de una realidad que cada vez se agudiza más.
En México se han registrado prolongadas sequías en regiones con consecuencias catastróficas: pérdida de cultivos por falta de agua para riego, daños a los sectores piscícola y ganadero, lagunas y presas prácticamente secas, entre otras.
Morelos no ha estado ajeno a tales afectaciones. De ahí la importancia de volver la vista a diagnósticos como el del IMCO en lo referente a la situación del agua y las recomendaciones que emite para gestionar de mejor manera el vital líquido.
Si bien la actual temporada de lluvias ha permitido un repunte en el nivel de lagunas y presas, no hay que olvidar que hace apenas unos meses, diversos sectores del estado –agrícola, ganadero, etcétera– se enfrentaban a una crisis calificada como “severa”.
Por ello es importante que los diversos niveles de gobierno asuman su responsabilidad en el manejo y la distribución del agua, pues es un recurso que se ha vuelto cada vez más valioso.