Los líderes del transporte colectivo en el estado se han negado de manera sistemática a beneficiar con un descuento a las comunidades estudiantiles del estado. El dirigente transportista sólo ve por su interés.
En el caso de los descuentos a las personas de la tercera edad, la carga la tienen los operadores, quienes ven afectadas sus ganancias cada día por otorgar dichos beneficios contemplados en el marco legal. El concesionario no pierde.
En este escenario son afectados también los adultos mayores que se quedan sin servicio en las calles por ser ignorados por aquellos choferes que se niegan a subirlos por no ver comprometidos sus ingresos al final de la jornada.
Las mafias que controlan las organizaciones del transporte impiden el avance en el sector. Un reordenamiento debe empezar por erradicar cotos de poder.