Para cualquier migrante mexicano en los Estados Unidos ser deportado significa, cuando menos, un infortunio, pero lamentablemente la mayoría de las veces son dramas que sobrepasan el plano personal y se extienden a nivel familiar.
En ese contexto, el margen de incidencia que tiene cualquier gobierno para atender a los mexicanos que sean deportados es mínimo, pues la razón de ser de la migración es precisamente la falta de oportunidades que a lo largo de los años los gobiernos negaron a sus ciudadanos en el país y los obligaron a buscar oportunidades en el exterior.
Aunque aparentemente en Morelos no se esperan grandes volúmenes de paisanos repatriados, es importante el anuncio de reinserción integral hecho el día de ayer.
Considerar entre las medidas brindar una atención psicológica es muy positivo, pues ese aspecto es el primero que resienten y deben superar los connacionales; posteriormente habrá que garantizar acceso a empleos, pues únicamente así se podrá retribuir el regreso a suelo mexicano.