La mesurada respuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum a la confirmación del gobierno de Estados Unidos de imponer el 25% de aranceles a los productos hechos en México y Canadá, fue bien recibida por diversos sectores.
Aplazar hasta el domingo, en una asamblea en el zócalo de la Ciudad de México, el dar a conocer las medidas que tomará su gobierno ante esta flagrante violación al Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), le da un respiro al equipo de Sheinbaum Pardo para analizar la estrategia a seguir, y además abre la puerta a alguna negociación imprevista en la que se flexibilice la posición de nuestro principal socio comercial.
México exporta a Estados Unidos el 84% de sus mercancías, según datos del Inegi, y por ello lo delicado del asunto; se habla de pérdida de empleos, salida de empresas y una inminente recesión económica.
La serenidad y paciencia a la que apeló el lunes pasado la primera mandataria del país abre posibilidades a una salida que no dañe la economía de las dos naciones.