No hay razones para festejar nada cuando la amenaza de los aranceles a nuestro país está latente por parte del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Los esfuerzos de la presidenta Claudia Sheinbaum son innegables, pero en una guerra comercial de las presentes proporciones, el acuerdo pende de un hilo, es temporal y está sujeto al arrebato del mandatario del país vecino.
Mientras tanto, la incertidumbre en el país es manifiesta ante una inminente crisis económica y la falta de una política interna que haga frente al cisma con alternativas de fortalecimiento, expansión y crecimiento de la economía nacional.
Los dos países tienen una sociedad comercial necesaria. La región está en la espera de un punto medio entre posiciones para avanzar en un tratado que ve por las dos economías.