El proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación en cuanto a recursos para la educación en 2012 es regresivo. La inversión educativa muestra una inquietante reducción para ese año. Representa sólo el 3.75 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) e inferior al 3.8 por ciento registrado en 2011 y el 3.9 por ciento aprobado en 2010. Paralelamente, año con año, la matrícula se ha incrementado y su cifra alcanza hoy 35 millones de estudiantes en los diferentes niveles educativos. En la última década el crecimiento de la matrícula fue de poco más de cinco millones de estudiantes. Por eso podemos decir que estamos frente a un circuito que opera en sentido inverso: a mayor número de alumnos, se han dispuesto de menores recursos para el financiamiento de la educación.
RÉDITOS ACADEMICOS
La pregunta es si es necesario abrir la discusión pública –o no- para establecer cuáles son las prioridades del Estado mexicano entorno al financiamiento que tiene que asignar tanto a la educación como al desarrollo de la ciencia e innovación tecnológica. ¿Es un gasto o una inversión? A nuestro entender, la educación, sin lugar a dudas, es una inversión. Promueve el crecimiento económico, eleva la productividad; impulsa el desarrollo social y personal y es una herramienta clave para reducir la inequidad y exclusión social. Naciones como Corea del Sur o India -que en su momento poseían economías inferiores a la nuestra- definieron prioridades con resultados que mundialmente hoy se reconocen.
Los actores del proceso educativo en el país como el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), los rectores y directores generales de las Instituciones de Estudios Superior, la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), han formulado un sinnúmero de propuestas e iniciativas orientadas a revertir los históricos rezagos que aquejan al sistema educativo nacional. La coincidencia nacional, desde hace varios años, es la imperiosa necesidad de que la inversión en la educación, ciencia y tecnología sea prioritaria en la asignación del presupuesto federal.
En el proyecto de Presupuesto 2012 propuesto por el Gobierno Federal se identifican varios rubros que, de ser refrendarlos el Poder Legislativos, excluirán a sectores vulnerables del país. Se reducirá, por ejemplo, en un 100 por ciento el financiamiento para los programas de Fortalecimiento a la educación temprana infantil y de Fortalecimiento a las acciones asociadas a la educación indígena.
Desde 2006, el gasto de México por estudiante es uno de los más bajos dentro de los países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Hoy en día, la inversión del país por cada estudiante en educación primaria es de 2,111 dólares (27,231.9 pesos), cuando el promedio de los países miembros del organismo multilateral es de 6,741 dólares (86,958.9 pesos). Para secundaria la diferencia es mucho mayor: por cada alumno se invierten 2,236 dólares (28,844.4 pesos), en tanto la media de la OCDE es de 8,267 dólares (106,644.3 pesos). Para el caso de la educación superior, aunque la diferencia es menor, sí es significativa. En México se destinan 6,971 dólares por alumno (89,925.9 pesos), respecto al promedio de la OCDE de 12,907 dólares (166,500.3 pesos).
Antes del nivel universitario o terciario, las instituciones educativas de todas las naciones que conforman la OCDE, incrementaron su inversión por alumno en 43 por ciento en promedio entre 1995 y 2007, a pesar de que el incremento de número de alumnos se mantuvo estable.
PRESUPUESTO 2012
Alejados de una política integral de Estado -por no citar lo que la Ley General de Educación en su artículo 25 obliga al Estado mexicana a invertir el equivalente al 8 por ciento del PIB a la educación, la ciencia y la tecnología- la partida presupuestal que el Gobierno Federal designa al sector en 2012, como se ha descrito, es inconsistente. Los recortes extremos se registran en deportes con -31.92 por ciento; servicios científicos y tecnológicos, -13.6 por ciento; Posgrado, -7.46 por ciento;