2.- En el área de supervisión desde siempre se ha fijado una cuota que debe llegar al escritorio de Pancho Alva, que presuntamente él con allegados maneja son para ir “más arriba” sobre un pasillo que lleva al “empedrado”. Esto ha sido cuando menos en lo que Alva es director general y para lograr la cantidad deseada el camino es la extorsión, tanto de locales como de foráneos.
3.- Alva Meraz sabe que si su partido no gana, uno de los tres únicos que van a llamar a rendir cuentas es él, así que se juega el todo por el todo, echa sus cartas donde debe (PAN) pero deja abiertas líneas de acercamiento con el PRI y el PRD y para ello se ha reunido con gente que, ellos dicen, son cercanos a los candidatos. La información que tenemos es que sólo lo usan para sacarle información y él, temeroso, se las ha dado. Los otros dos, evidentemente con las alforjas llenas y nuevas propiedades que asustarán al más vivido, están en un seguimiento que para su mala fortuna –más bien por su trato gacho— lo tienen en su mismo entorno. Ya sabrán quiénes son, pero cuando menos dos de estos tres, pasarán vacaciones en Atlacholoaya porque les acreditan el atraco.
Bueno, no conforme con tanta mermelada sobre su dependencia y en la que está envuelto, el director Alva Meraz recién sostuvo una reunión con prestadores del servicio público en el sur de la entidad y, entre otras cosas, fue contundente con los ruteros y camioneros: “¡Ninguna publicidad de Enrique Peña Nieto o Amado Orihuela, chance y un poco de Graco Ramírez, pero la prioridad es Adrián Rivera, que necesita toda nuestra ayuda, si se pueden todas las unidades. Quién no lo haga entenderé que no son nuestros amigos!”, dejó clara la sentencia. Lo han empezado hacer algunos de éstos.
La otra se refiere a la Ruta 10 que enfrenta algunos problemas administrativos: que despinten toda publicidad que les hayan contratado cualquier partido, excepto el PAN, lo que vamos a corroborar. La información que ofrecemos hace meses y semanas al respecto, no surge de ideas del columnista, son acciones que ninguna ha sido desmentida y nos llevan a la conclusión de una u otra cosa:
O Pancho Alva cree que su manto protector es en verdad eterno y sagrado, o la desesperación lo acerca a la locura. Imposible cometer más tonterías y tropelías con una cuarta parte de sano juicio.
No es deseo personal, pero encaja en el perfil de prospectazo para Atlacholoaya. Se lo ha ganado a pulso. No es como recibir el Citlalli al mejor silbante, pero sí un reconocimiento a lo que no se debe hacer. Nunca pitó a tiempo y sus asistentes lo llevaron a cometer pifia tras pifia. Y eso que no fue designado por el famoso ordenador. Fue una determinación humana. Falló y tiene que pagar. Ni modo.