El sistema nacional de salud pública y seguridad social demanda un replanteamiento, pero también voluntad de parte de quienes tienen en su poder la toma de decisiones en políticas públicas y de quienes crean y ajustan nuestras leyes.
Sin embargo, el pasivo está enraizado y desde hace décadas ha crecido hasta llegar a proporciones incalculables.
El crecimiento de la incidencia de enfermedades crónico-degenerativas en la población nacional abona al debate, y hace impostergable una reforma de vanguardia del sistema de salud, provista de su necesaria pertinencia con el escenario socio-económico del país y sus retos.