Por supuesto, los ayuntamientos involucrados deben de hacer lo que les ordena la autoridad, pero se requiere una amplia coordinación a fin de que se detenga el imparable goteo de muertes de mujeres.
Y también deben terminarse las desafortunadas declaraciones que culpan a las víctimas de su negro destino debido a las actividades que realizaban, cuando en ningún lugar civilizado podrá arrebatarse la vida de un individuo con tanta facilidad e impunidad.