Yo creo que no, lo más probable es que sea la frase que hizo popular Bill Clinton en su campaña “es la economía…estúpido”. El Estado de bienestar esta siendo ya oneroso para muchos de los países que lo iniciaron y esto traerá consecuencias políticas muy importantes; es decir, de la economía vuelve otra vez el gran problema a uno de política.
Después de la Segunda Guerra Mundial, aún cuando Winston Churchill era un héroe nacional, el Partido Laborista ganó las elecciones porque la gente deseaba un cambio en la estructura político económica de la Gran Bretaña. Siguieron el mismo camino muchos otros países y empezó a hablarse del Estado de bienestar. Los puntos principales eran educación, salud pública, pensiones y los países empezaron a hacer crecer sus sistemas en estos renglones. Esto fue como la caída de los dominós, empezó a circular por todo el mundo y se convirtió en uno de los puntos principales de acción tanto del centro izquierda como de los grupos más centristas. Así surgieron en México el Instituto del Seguro Social, el sistema de becas en los Estados Unidos, los subsidios a las universidades y las becas en el Reino Unido, en fin todo concentrado a buscar el Estado de bienestar que se deseaba. A esto hay que agregar que también se hicieron los fondos de pensiones con la idea de que a los 60 años el trabajador pudiera retirarse y vivir tranquilamente el resto de su vida.
En casi todos los países las cosas siguieron por el mismo camino y rápidamente crecieron los sistemas, el educativo, el de pensiones, el de salud y naturalmente para administrar este nuevo sistema empezaron a crear las burocracias en las mismas áreas. Pronto hubo la necesidad de empezar a tener una economía deficitaria para mantener el Estado de bienestar y esto se fue acumulando al grado que las deudas externas de estos países comparadas con los de hace 50 años están fuera de toda proporción.
Meter el freno al estado de bienestar es un problema ya no económico sino político de primera magnitud. Así vimos como en Grecia, en España, en Portugal e Irlanda el problema del endeudamiento y los presupuestos deficitarios se convirtieron en un problema tan crítico que la Unión Europea lo intentó suavizar con préstamos y cuando se llegó al límite empezaron a exigir que cortaran sus gastos, tanto en la burocracia como en los servicios.
Así hemos visto conflictos en varios países incluyendo los países desarrollados. En Inglaterra aumentar la edad del retiro para las pensiones, limitar las becas para los estudiantes, elevar las colegiaturas de las instituciones, todo esto va en el sentido opuesto a lo que en su época fue el Estado de bienestar. Y naturalmente la costumbre ha hecho que la gente considere que estos son derechos ya adquiridos y cuando se los quitan reaccionan naturalmente en contra de los gobiernos.
De repente esta actitud causa problemas políticos. El más reciente es la debacle del Partido Socialista Obrero Español en España, al que el Partido Popular, un partido derechista casi lo borró del mapa español. La razón es la misma, las economías llegaron a sus límites y ahora tiene que haber decisiones políticas y eso es lo que vamos a ver en los próximos meses, no solo en España sino en todo el mundo incluyendo México.
El problema es más grande porque imitando las tendencias de los países desarrollados, se generaron, con el tiempo, los mismos problemas que tienen aquellos. La política social fue la bandera de los partidos de izquierda, pero la lucha electoral hizo que también lo abrazara la derecha. Hubo entonces una homogeneización de la ideología, las dos tendencias iban en la misma dirección. La diferencia la ha venido haciendo el electorado. Si un gobierno de derecha limita los derechos adquiridos votan por la izquierda y viceversa como acaba de suceder en España que el electorado casi borra a la izquierda.
Tiene mucho sentido la posición de Lula da Silva, ex presidente de Brasil que siendo un líder mundial de izquierda, negoció con los empresarios y se alejó de lo convencional de la geometría política y tuvo un gran éxito como Presidente. El ejemplo es claro, cuando un paradigma político llega a su fin, es el tiempo de buscar nuevas respuestas y establecer nuevas políticas.