La macroeconomía de México ha resultado fortalecida en los últimos años, por un lado por los excedentes del petróleo que en la actualidad el precio del barril ha subido enormemente, naturalmente que los excedentes han venido a aumentar nuestras reservas. Por otro lado hubo un acierto de parte del actual gobierno de comprar una gran cantidad de oro cuando este estaba a precio bajo y haber vendido parte a precio elevado. Esto también vino a aumentar el caudal de reservas de nuestro país.
El problema no está en la balanza de pagos, ni en la macroeconomía, el problema es que esta bonanza no ha permeado a la sociedad, la microeconomía se encuentra deprimida. No es automático considerar que cuando la macro se fortalece, se fortalece también la micro, esto no sucede en ninguna parte. La microeconomía depende mucho de dos cosas, por un lado de la productividad y por otro lado del empleo. Esto es algo que es innegable, la falta de empleos y la falta de nuevas inversiones es lo que ha puesto al pueblo de México en una situación económicamente difícil. Es natural que el gobierno actual reciente una pérdida de popularidad, porque la situación económica del país es precaria para los ciudadanos.
La macroeconomía reflejada en su deuda externa empezó a deteriorarse en las presidencias de Echeverría y López Portillo. El aumento del precio del petróleo vino a estabilizar, en cierta medida, el problema económico de nuestra deuda externa. También contribuyó al deterioro de nuestra macroeconomía el error de diciembre en la época del Presidente Zedillo. Pero después aún dentro del sexenio de Zedillo empezó a recuperarse la macroeconomía y los gobiernos sucesivos con la ayuda del aumento del precio del petróleo. Pero los nuevos recursos no fueron empleados directamente para apoyar la productividad. Es cierto que se hicieron obras de infraestructura, que son importantes para atraer capitales y nuevas industrias, pero el problema radicó en algo que estaba fuera de los planes de cualquier gobierno. La infraestructura fortaleció el aspecto turístico que es una de las grandes entradas de nuestro país, pero desgraciadamente el problema de la inseguridad vino a neutralizar este avance y ahora vemos nuestros centros turísticos casi vacíos y a pesar de las obras de infraestructura, el panorama de las ciudades turísticas es de que todas ellas están a la baja.
Uno de los problemas graves de la economía nacional, es que a pesar del aumento de ingresos de nuestra macroeconomía estos recursos se han utilizado para crear una enorme burocracia, altos sueldos en las cúpulas gubernamentales y la multiplicación de puestos, sobre todo los bien pagados. Podemos decir que parte del aumento de nuestro ingreso se ha dilapidado en unas burocracias insaciables y en unos partidos políticos que también utilizan los recursos nacionales como una prebenda. Lo que realmente era necesario utilizar esos nuevos recursos para aumentar la productividad del país.
Fuera de las inversiones que se hicieron para modernizar una refinería, la otra refinería que se iba a construir no se ha hecho, por eso seguimos importando gasolina, es decir somos exportadores de petróleo e importadores de gasolina; esto naturalmente en detrimento de la microeconomía porque la utilidad que se produce en la refinación del petróleo se queda fuera de nuestro país, los empleos también se quedaron fuera del país y los ciudadanos mexicanos siguen buscando que se generen empleos están en una economía deprimida y esto naturalmente se refleja en la actitud de los gobernados hacia el gobierno.
Es indispensable pensar que debe haber un equilibrio entre la macro y la microeconomía, que un país no es totalmente solvente por tener una macroeconomía fuerte sino que la microeconomía debe ser un reflejo de esto. Eso es lo que aporta ese equilibrio necesario entre las dos formas de administrar un país la macro y la microeconomía.
No es extraño que los desempleados o subempleados, especialmente los jóvenes se sienten marginados, cuando ven las cuentas nacionales y ven que su situación no refleja lo que los conductores de la economía dicen en sus discursos. Son dos realidades que la política o los políticos debieron considerar. No se puede gobernar con discursos o con promociones publicitarias. Estas solo hacen que haya un escepticismo crónico en los gobernados.