Graco Ramírez, senador de primera minoría actualmente, no sólo hizo público durante años su pésima relación con Andrés Manuel López Obrador, sino que fue lapidario con él. No se conocieron impresiones de AMLO respecto a Graco por los niveles de ambos. Sin embargo, afirman que íntimamente Andrés calificaba a su paisano como “un traidor y vividor de la política”.
¿Qué va a aportar Graco a la causa de López Obrador y viceversa? Todas las ventajas las tendría Ramírez si no existiesen en Morelos las corrientes naturales lopezobradoristas que, todas, están en su contra. Con lo que Graco construyó en los últimos cinco años y antes no le alcanza siquiera un lejano tercer lugar tirándole al cuarto. La candidatura de Andrés Manuel puede darle sufragios a Graco pero no los necesarios. Los perredistas simpatizantes de Andrés y Morena no van a apoyar a Graco aunque lo firmen, lo canten o lo griten. Ha dejado bastantes muertos y heridos políticos a su paso. Ha ofendido a Andrés Manuel un sinfín de ocasiones y ello ha llevado incluso al rencor de una izquierda que en Morelos es, lo repetimos, lopezobradorista.
Graco es un extraordinario publirrelacionista, siempre lo hemos anotado y nos consta. En Morelos, en ningún partido, no hay un político que mejor se maneje en estos ámbitos. Pero tampoco le alcanza, porque su bien ganada fama en la arena política ha sido desde un frente que para él es su vertebración: el de la crítica y la estridencia callejera. Hoy, su nuevo “look” político para hacerse atractivo al electorado llega tarde. Graco fue, hasta el 2006, el político auténtico de oposición que tuvo Morelos; de pronto se “institucionalizó” y se convirtió en legislador dejando la plaza de crítico. Perdió su posición de izquierda y la inclinación al discurso social. Se hizo frecuente de sectores sociales de élite y apuntaló, según él, sus aspiraciones acordando lo mismo con ángeles que con el diablo. Es listo, sin duda, tanto que ha girado instrucciones para que se esparza la versión de que aventaja entre diez votantes con cuatro al del PRI, Amado Orihuela, y con siete al que saque el PAN. Y no faltan los pocos que se asombran… pero les cuesta trabajo creerle.
Es parte de su trabajo. Graco ha sido elegido en una encuesta cuestionada por Raúl Iragorri Montoya.
Pero veamos el lado positivo en caso de que Graco ganase la elección constitucional: se convertiría en un hito histórico, porque sería la primera ocasión, en su vida, ¡qué trabaje! Eso sí es algo extraordinario. Siempre ha vivido bien, del régimen en turno, bien informado y metido en operaciones y perversidades políticas con la gente del mismo poder, caifaneando a la política desde los días de Luis Echeverría y la creación del Partido Socialista de los Trabajadores, cuyo cobijo de la reforma de Reyes Heroles hizo que personajes sin una sola posibilidad siempre brincaran de una Cámara a otra o arreglarse con gobernadores con intenciones de no tener problemas que preferían pagar porque no los molestaran. Aquí fue el caso de don Lauro Ortega, que no sólo lo hacía con Graco sino con muchísimos más de la entonces llamada oposición.
Son los días en que se hermana, habilidosamente, con Jesús Ortega Martínez y esa corriente que hoy llaman “Los Chuchos” que tanto odian a López Obrador. Ellos en apariencia perdieron con la designación de Andrés Manuel como su candidato, pero negociaron posiciones, entre ellas la de Graco. Sin embargo, para la coalición de izquierdas en Morelos no es buena noticia que Graco sea su candidato, porque había mejores que él –el mismo Rabindranath Salazar con todos sus asegunes-- y, sinceramente, no queremos imaginar a Juan Salgado Brito como el candidato, con su capital propio y la simpatía de corrientes ciudadanas y priistas que lo harían un competidor de final de fotografía.
Hay algo más, vital: las campañas son dinero, aportaciones de muchos lugares, que resultan negocio para los que pierden. Graco, así, perdiendo gana. los demás, no sabemos; habrá que ver. El asunto es que las cosas están cómo se encuentran.
Pero es Graco y Graco, por formación, fama y estilo, nunca va a ganar, así tenga enfrente a los rivales más débiles. La fortaleza del Graco crítico, temido, es hoy su más grande debilidad. Ironías de la política.