Fue por ella que Almodóvar con la voz de la Casal le dio música a su filme “Tacones lejanos” con la canción que reactivó a la señora Vargas: “Piensa en mí” del músico—poeta Agustín Lara. En el mundo la conocían como mexicana, en México también, en España era el referente mayor de nuestro país musicalmente. Una grande que vivió intensamente sus 93 años por la vida y que, seguro, caminó en paz, ya expulsados los demonios que provocan los excesos del buen Baco, al que tanto señalamos pero no dejamos de quererlo cerca. Es amigo de sus amigos y respeta a los que salen de su ámbito. Eso hizo doña Chavela los últimos años. Y qué mejor que su Cuernavaca, de hecho su casa en México.
En España resurgió hasta ser un “boom” y celebridad en cuanto evento musical y social sucedía. Pero los quereres de la tierra la trajeron a Cuernavaca, a su casa y aquí murió ayer luego de una breve estadía en un hospital privado. Se va una grande, queda la leyenda con sus gigantes anécdotas. Ya lo veremos en los días siguientes que a través de los medios reseñen quién es Chavela Vargas.
Olimpiada mata Política
Por más que se busca el estruendo, los Juegos Olímpicos de Londres, transmitidos por todos los medios posibles, tienen entretenida a la sociedad, en tanto sigan dándose homicidios múltiples con tinte de delincuencia organizada, actividades públicas de funcionarios que sólo a ellos interesa, la vista está fija en la justa deportiva. Por ello los que saben el manejo de la agenda, van más allá del ámbito local y de las diversas actividades. Mide lo mismo qué partidos de la liga mexicana y el horario para hacer una acción sábado o domingo, si existe alguna competencia internacional y la posible cobertura.
Es una especie de respiro en el ámbito político, porque la actividad criminal sigue con su dinámica, y de pronto parece que ya da igual ajustar cuentas entre bandas rivales que a cualquiera de estas se les ocurra salir a las calles a matar, nada más por matar y generar inestabilidad. No está el columnista inmerso en redes sociales de manera personal, a pesar del respeto que les tenemos a estas, pero tuvimos acceso a lo que tratan los políticos nacionales y sobre todo los locales.
Inmersos en colmar de felicitaciones a los deportistas mexicanos que han logrado éxitos en Inglaterra que en filosofar desde temas poco entendidos, repeticiones de frases históricas o expresiones que muestran que sus problemas en la función pública y sus grandes demonios también están ocupados en observar de madrugada y tardes las olimpiadas.
Lo mismo aparece el presidente Felipe Calderón que el gobernador Marco Adame festejando el gol de Giovanni dos Santos ante los senegaleses, que Jorge Meade enviando motivaciones generales o un dirigente local, de esos de partido, haciéndole al genio. Las redes sociales son un fenómeno, pero en algunos casos –diría el mismo fraile no hace mucho— aparecen símiles que encajan en alguna parte del soneto que don Renato Leduc, telegrafista, periodista, poeta y escritor, hizo en el medio de una clase de escuela, en su pupitre, “Tiempo y destiempo”, más conocida por la canción interpretada por El Lujo Marco Antonio Muñiz y El Príncipe José José: “ignoraba yo aún, que el tiempo es oro, cuánto tiempo perdí, ¡ay!, cuánto tiempo.”