Varias ocasiones, por esta vía de nuestros paisanos organizados, hemos entablado contacto con amigos que no sabíamos de ellos desde la primaria y la secundaria, y que ya tienen hasta 40 años en los EUA. Es emotivo y sin duda, un vínculo que gente como Raúl mantiene vigente a toda hora. Ganado su lugar en los espacios periodísticos y las redes sociales, además en los organismos de derechos humanos, el axochiapense aprecia las cosas de su tierra y como vienen tienen que reproducirse. Esta no es una concesión, es obligado por lo que hace por Morelos en aquellas tierras. Es un morelense de excepción, que no especula ni tiempo, esfuerzo y menos gasto por preservar la identidad de su tierra tan lejos de ella. Admirable.
Ahí va:
Mi estimado Javier; lo más inaudito de todos los tiempos, que un fuereño llegue a gobernarnos y quiera hacer de las suyas y sobre los ilustres diputados y el pueblo Morelense, ¡qué nunca han legislado en beneficio de los migrantes morelenses! La pregunta obligada: ¿hasta cuándo vamos a permanecer callados y que nos sigan mancillando?
¿Donde están los morelenses de pura cepa?
Interesante que los morelenses que puedan, sintonicen www.radiomorelense.com y nos enteremos qué comentan nuestros paisanos en cada lugar donde radican entre los gringos. Hoy, tres mujeres, morelenses todas, dan sus puntos de vista desde allá y aquí. Esta columna es honrada al ser leída por alguno de los compañeros de esta red de vez en cuando, igual que la de otros colegas locales. Nunca hemos estado tan cerca, por ejemplo con Raúl Sánchez era cada que venía de Axochiapan a Cuernavaca, que pasaba a saludar a sus amigos, o las esporádicas ocasiones que viajábamos hasta aquellos hermosos lares.
Ahora, cada día recibe lo que aquí escribimos, tiene contactos con organismos civiles, y hasta parece que nos tocamos. Hoy, esta es la invitación al programa. Es a las siete de la noche, hora de Los Angeles que, parece pero hay que checarlo, serían las nueve de la noche aquí. Y así, cada que se meta en la computadora, vale la pena saber el esfuerzo de nuestros paisanos por allá, esos mismos que ayudan en mucho que la economía de Morelos no perezca, con sus envíos.
Que m.. pero dejen al burro
Diría el viejo Miguel Bosques, “El Húngaro” o “El Mike” que “la vida es una novela, tratándola con dulzura, que dura más una vela, que lo que la vela…” y abría un suspenso hasta que caía el “listo”. Primero fue el doc. Mendieta –querido y reconocido por sus amigos como el señor mierdeta—que se apresuraba a decir: “¡Dura!”, y el veterano bohemio a cabulearlo con lo siguiente: “…así tengo yo la vela”. Y no faltaron en los meses y años que vivió ese gran músico y singular personaje de origen gitano, los que caían cuando engolaba el estilo, modulaba la voz y hacía los ademanes correspondientes para iniciar con su novela de la vida y la vela.
Si viviera, “El Mike”, estaría a la distancia pero cerca a través de tanta banda que lo quiso –y sigue queriendo-- cuidando a su cuñado, un profesional del Derecho que hoy carga con una alta y honrosa responsabilidad, que no lo traten de timar colaboradores cercanos, oficiales mayores o contraloras que se han manchado en la función. Uno de ellos llevando la pasión en las venas pagada por el erario y desaseando tarjetas, salarios y solicitando favores abusivos que ni la fachada de comunicación que inventó –y que con respeto a una sola de las personas que lo hacen—no va a servir de ningún escudo. Ha engañado al licenciado, al cuñado del viejo Miguel, y le va a salir caro. No está bien. Tampoco que engañe a la gente que le tuvo atenciones y consideración. Se ha pasado tanto de listo que si lo revisa la otra señora que también engaña y usa la presión como método de beneficio particular, requerirán de grandes depósitos para alojar toda la supuración.
El maestro de maestros, rey de la armonía y el arpegio, guitarrista de Daniel Santos, amigo entrañable y confidente del jibarito Pedro Hernández, el que decía “sale, loco de contento, con su cargamento, para la ciudad, sí, para la ciudad” –los boricuas históricos--, amigo de la vida del cubanísimo maestro y creador del “filin” José Antonio Méndez (autor de La gloria eres tú, Si me comprendieras, Nada más y nada menos, entre otras 200 piezas magistrales), padre musical y reconocido por ellos mismos, sus dos grandes compatriotas Pablo Milanés y Silvio Rodríguez. Bueno, ese viejo que hacía trampa en el conquián, que confundía una lempira hondureña con un billete de cien pesos y lo hacía rollito y al día siguiente estaba con su cuerpo apantallante, como de polaco, de europeo pues y con el estilo boxístico de José Medel “El Huitlacoche”, cobrando la osadía de la “trácala” con gritos destemplados a media avenida, retador y lanzando maldiciones de su raza: “hijo de madre ingrata”, comparable a dos millones de mentadas de madre. Otra vez bueno, ese señor que lo sepultamos en La Leona, con el licenciado ahí cerquita, despidiendo a su bohemio cuñado, hoy ya estaría con un servidor dándole detalles de los ingratos que rodean a su querido cuñado, defensor y amigo Rogelio Sánchez Gatica.
De menos, al que se siente doble del cantante México—nipón ya lo hubiera cateado con uno de sus derechazos fulminantes y los gritos destemplados, porque el viejo Miguel Bosques, “El Húngaro”, era hombre de los de antes, que rifaban su honor en un callejón, ya fuera el de Meave en la ciudad de México, o el del Diablo en Cuernavaca. Vaya un abrazo a tan insigne amigo y extraordinario guitarrista, bohemio y protagonista de historias que lo vimos con el abrazo con lágrimas aquella tarde entre él y el cubano José Antonio Méndez, luego de 30 años de no verse, en julio de 1985. Personajazazazo, le diría el querido Carlos Reynaldos.
No está el Mike, pero el respeto y cariño que sentía por su cuñado lo legó a sus amigos. Así que los vivos listos, lo saben, lo saben…