Eran las 5:35 de la madrugada de aquel 12 de julio del 2017 cuando la Dirección de Protección Civil del Estado recibió una extraña solicitud de auxilio: una mujer aseguraba haber recibido una llamada telefónica de su novio, quien estaba atrapado en su coche, dentro de un “hoyo” que se había abierto repentinamente en la autopista, a la altura del Conalep.
Al acudir al lugar indicado encontraron que, efectivamente, había un enorme socavón en uno de los carriles de alta velocidad. La operación de rescate obligó a cerrar totalmente los diez carriles del llamado “Paso Exprés”, inaugurado apenas tres meses antes por el presidente de la República.
Eso tuvo como consecuencia que, a las siete de la mañana, la fila de vehículos llegara hasta el municipio de Temixco hacia el sur, y hasta el Seguro Social hacia el norte.
Juan Mena Romero de 33 años y su padre, Juan Mena López de 65 años de edad, eran los que viajaban a bordo del vehículo Jetta de color gris de la marca volkswagen que cayeron a este socavón ocasionado por el ablandamiento de la tierra derivado de las fuertes lluvias que cayeron el fin de semana pasado.
En un principio, este hoyo tuvo un diámetro de 3 metros de ancho y una profundidad de 15 metros, pero al paso de los minutos comenzó a expandirse hasta alcanzar una apertura de poco más de 10 metros, y después, con maquinaria pesada abrieron unos metros más.
Desde los primero minutos en que se reportó el accidente, la dirección de Protección Civil del Estado de Morelos y del municipio de Cuernavaca, detuvieron la vialidad y acordonaron la zona para evitar que ocurriera un colapso total de los carriles.
A partir de ese momento comenzaron a utilizar grúas y drones para la ubicación de las personas. Los elementos de la Cruz Roja y bomberos de la capital morelense trataban de llegar al fondo del hoyo, pero los trabajos eran en vano, ya que la tierra estaba completamente suelta y eso provocaba el riesgo de que se hundiera.
Aproximadamente a las 9:40 horas, decidieron utilizar dos máquinas para abrir más el socavón y retirar el exceso de la tierra que no permitía que los trabajos se realizaran de la mejor manera. De acuerdo a las autoridades, se extrajeron más de 100 metros cúbicos de tierra.
Minutos más tarde, arribó a la zona del desastre el entonces delegado de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) en Morelos, José Luis Alarcón Ezeta, a supervisar los trabajos, pero a su llegada, los vecinos comenzaron a gritarle palabras como: “asesino", "estas muertes quedarán en tu conciencia", "renuncia", entre otras más.
Al hablar con unos de los vecinos de Chipitlán y preguntarle por qué este tipo de gritos contestó: "estamos enojados con el delegado y los que realizaron esta obra, porque desde estaban ampliando la pista les advertimos que tenían que tomar medidas de precaución porque iba a ocurrir un accidente. Hace un mes les volvimos a decir que con las lluvias y el escombro que dejaron iba a ocurrir un derrumbe y tampoco nos escucharon, y ahorita estamos viendo este socavón, y lo sentimos por las familias de las personas que están adentro atrapadas".
Asediado por los medios de comunicación, Alarcón Ezeta se deslindó de este socavón y aseguró que no presentaría su renuncia.
Pasaban las horas y las autoridades no daban información acerca del avance de los trabajos de rescate de estas personas. Fue hasta las 14 horas cuando las maniobras se intensificaron ante la llegada del titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruíz Esparza, quien fue inmediatamente rodeado por los reporteros.
"Se determinará quienes son responsables, si hay alguna responsabilidad de la empresa tendrá que afrontar su responsabilidad. Está aquí el delegado, esta Capufe y está el ingeniero responsable de carreteras, ellos tendrán que determinar técnicamente qué sucedió, y si la empresa es responsable tendrá que afrontar, si es un problema en el momento de la construcción se tendrá que afrontar", aseguró.
Además, anunció que se realizarían las investigaciones correspondientes para fincar responsabilidades, pero adelantó que el socavón no se provocó por una mala planeación en las obras del Paso Exprés, sino que fue por el exceso de agua que pasó por debajo de la autopista.
Cerca de las 15:00 horas, los elementos de protección civil daban aviso de que ya tenían localizado el vehículo y que comenzarían a rescatar a las personas, de las que aún no se sabía si continuaban con vida.
Unos minutos más tarde, una unidad de Servicio Médico Forense (Semefo) llegó al lugar con dos camillas, con lo que se interpretaba que tanto el padre como el hijo que desde las cinco de la mañana se habían caído en el hoyo, ya no tenían vida.
El rescate del primer cuerpo fue a la 15:30 horas y el segundo diez minutos después.
Meses después platiqué con el que fuera su patrón en una empacadora de pollos ubicada en el parque industrial de Civac. Me platicó que padre e hijo entraban muy temprano a trabajar, y que siempre llegaban a bordo de una motocicleta después de tomar la autopista desde el municipio de Zapata.
Pero ese día estaba lloviznando y al parecer por eso decidieron venirse en un coche que el muchacho acababa de comprar. Ya casi eran las seis de la mañana y no llegaban. Juan, un compañero de trabajo, recibió un mensaje de texto en su teléfono celular. “Caímos en un socavon sobre la autopista, necesitamos ayuda”, decía el mensaje.
Con la autorización de su patrón, Juan tomó uno de los vehículos de la empresa y se fue hacia el libramiento de la autopista, y cuando pasaba frente al Conalep vio que en el sentido contrario al que iba se notaba la presencia de patrullas y ambulancias.
“Vengo buscando a dos compañeros que al parecer se cayeron en el hoyo, ellos venían a bordo de una motocicleta”, dijo Juan.
Por esa razón, durante toda la mañana se manejó la versión de que aparte del coche que se veía, abajo estaba una motocicleta y dos personas.
HASTA MAÑANA.