La tortura era el método favorito de investigación de las corporaciones policiacas tanto federales como estatales. Como una voz en el desierto, el obispo Sergio Méndez Arceo emitía un “decreto de excomunión a los torturadores” desde el púlpito de la catedral y sólo lo publicaba “La trinchera del oprimido” que editaba un grupo de jóvenes, entre ellos José Martínez Cruz.
Ese grupo organizó una visita al Penal de Atlacomulco (donde hoy está el Parque Ecológico) para visitar a presos políticos. Ahí estaba Fulgencio Menes en compañía de Julio Melchor Rivera Perrusquía y otros 27 presos políticos provenientes de los movimientos armados y dirigentes o activistas de las luchas sindicales, populares y campesinas de los años 70s.
Eran miembros del Frente pro Defensa de los Derechos Humanos, Garantías Constitucionales y Libertades Democráticas del Estado de Morelos fundado en 1977. Tenían como antecedentes a nivel nacional las represiones al movimiento estudiantil del 2 de octubre de 1968 y del 10 de junio de 1971. Posteriormente al 10 de junio, muchos estudiantes ya no volvieron a sus casas. Fueron cientos de ellos, tal vez miles. Los muertos y los desaparecidos permanecen en sus tumbas y en cárceles clandestinas. De los heridos, algunos regresaron a las aulas y se transformaron en activistas la mayoría, otros no regresaron a las aulas, donde sus pupitres quedaron vacíos.
La primera acción masiva del Frente pro Derechos Humanos fue una manifestación del zócalo a la penitenciaria de Atlacomulco para exigir la libertad de los 29 presos políticos, como se muestra en las mantas que contenían cada uno de los nombres. Fueron cientos de personas las que participaron en esta marcha.
Al llegar a la cárcel, se encontraron con un fuerte dispositivo policíaco, apostado en los torreones ubicados en las esquinas de los altos muros, apuntando a la multitud reunida, como si se tratara de impedir que tomaran la cárcel por asalto.
Fueron momentos de tensión los que se vivieron, ya que el operativo represivo estaba montado para golpear a quienes se manifestaban. No hubo orden de reprimir y el mitin concluyó de manera pacífica. Se entregó un documento al director del Penal, solicitando que se permitiera el ingreso de una comisión, ya que se habían recibido denuncias en el sentido de que al interior se practicaba la tortura, sobre todos contra los presos políticos.
Días después se autorizó el ingreso de una comisión del Frente pro Derechos Humanos al interior del penal. Ahí, Pepe Martínez y sus compañeros se reunieron con los presos políticos y les pidieron que les narraran sus testimonios sobre la tortura. Uno de ellos, médico y guerrillero, integrante del Partido Proletario Unido de América (PPUA), Julio Melchor Rivera Perrusquía, hizo una intervención que explicaba claramente el clima de terror impuesto por la Dirección del Penal por órdenes del gobierno, para intentar obtener confesiones a base de torturas, sobre todo contra presos políticos, pero que se extendían a la población carcelaria, a quienes trataban de poner en contra de aquellos culpándolos de que se restringieran visitas o se diera comida en mal estado.
Aun cuando la mayoría de los medios de comunicación se negaban a publicar estas denuncias, se daban a conocer a través del semanario Correo del Sur, que era financiado por la iglesia a través del Obispo Sergio Méndez Arceo y que dirigía Heladio Camacho, quien había sido sacerdote integrante de la teología de la liberación.
En Morelos existe una historia de desapariciones que tiene entre otros casos como referencia la desaparición de Fulgencio Ménes y muchos otros más, como en el caso de José Ramón García Gómez, dirigente del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), ocurrido en Cuautla, Morelos, el 16 de diciembre de 1988.
Estos antecedentes sirvieron para que el 18 de febrero de 2015 se presentara la propuesta de Iniciativa de LEY PARA PREVENIR, ATENDER, INVESTIGAR, SANCIONAR Y ERRADICAR LA DESAPARICIÓN FORZADA DE PERSONAS PARAEL ESTADO DE MORELOS ante el pleno de la LII Legislatura del Estado de Morelos.
“Este proyecto se elaboró con la participación de familiares de personas desaparecidas, tomando como referencia los aportes históricos de quienes han luchado contra la terrible práctica de la desaparición forzada, así como los aportes realizados por organizaciones defensoras de derechos humanos que han acompañado a familiares de quienes han sido victimizadas con este crimen de lesa humanidad. En Morelos el caso de la desaparición forzada de José Ramón García Gómez sigue inconcluso y dio origen al surgimiento de la Comisión Independiente de Derechos Humanos”, explica Pepe Martínez Cruz.
A pesar de que la Ley contra la Desaparición Forzada en Morelos se aprobó por la LII Legislatura y se publicó el 3 de agosto de 2015, ésta no ha sido aplicada hasta el momento, además de incumplir con la aplicación de las disposiciones de la Ley Federal en la materia.
Aunque en recientes declaraciones el titular de la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas, Roberto Cabrera Alfaro, anunció que en los próximos días se echará a andar el Sistema Nacional de Búsqueda, un mecanismo interinstitucional, cuyo objetivo es conjuntar los esfuerzos y las políticas públicas en esa materia. Este Sistema deberá diseñar y evaluar de manera eficiente y armónica los recursos del Estado para establecer las bases generales, políticas públicas y procedimientos entre los órdenes de Gobierno para la búsqueda, localización e identificación de personas desaparecidas y no localizadas.
En 25 entidades, incluyendo Morelos, no existe una comisión local de búsqueda de personas, y en 11 no se cuenta con un organismo de atención a víctimas. El problema de las desapariciones en México es algo que no se ha podido detener, mientras el número de víctimas continúa en aumento.
José Martínez Cruz es el autor del prólogo del libro “El Zapatista que escapó al CISEN”, que será presentado este miércoles a las 17 horas en la Sala Manuel M. Ponce del Jardín Borda, en el que Fulgencio Menes narra cómo se libró de ser asesinado por el gobierno federal, es decir, se salvó de ser un desaparecido más y sólo se convirtió en un preso político que vivió para contarlo.
HASTA MAÑANA.