Definida por la Real Academia de la Lengua como “el estado de ánimo que surge cuando se presenta como alcanzable lo que se desea”, la palabra ESPERANZA es la más escuchada en todos los ámbitos de la sociedad morelense con respecto al año que inició ayer. Después de un 2024 desastroso económicamente hablando y en materia de inseguridad, hoy los morelenses esperamos con optimismo que el 2025 nos vaya mejor, o por lo menos no nos vaya peor.
“Peor no nos puede ir”, escuchamos por todos lados, al coincidir en que el sexenio de Cuauhtémoc Blanco pasó “sin pena ni gloria”; sin una obra con la que podamos recordar a ese futbolista que hace seis años nos convenció de votar por él bajo el lema de “no les voy a fallar”. Y no hizo nada extraordinariamente malo, pero tampoco nada bueno, simplemente dejó pasar los días, los meses y los años, trabajando dos o tres días por semana, y dejando todo en manos de sus subordinados.
Hace un año a estas alturas todo era incertidumbre. Si bien ya se había anunciado desde noviembre que Margarita González Saravia sería la precandidata de Morena al Gobierno de Morelos, al haber ganado las tres encuestas realizadas por el Comité Ejecutivo Nacional, y se vislumbraba que por primera vez en la historia serían tres mujeres las que buscarían la gubernatura, no se tenía la seguridad de quién sería la ganadora en la jornada electoral del 2 de junio.
Lucía Meza, quien fuera senadora por Morena, daría el “bandazo” tras ser relegada del proceso interno del partido guinda y no ser incluida en las encuestas. Apostó “todas sus canicas” a un proyecto financiado por los tres partidos políticos que alguna vez fueron enemigos entre ellos y que ahora su único objetivo era derrocar al partido del presidente López Obrador.
Fue una campaña “sui géneris” la de Lucy Meza, pues en sus discursos nunca criticó al presidente de la República, pero le daba con todo al entonces gobernador (que llegó al cargo bajo las siglas del PES pero al final del sexenio se hizo morenista), Cuauhtémoc Blanco.
Bajo el anonimato, se inició una campaña negra sin precedentes haciendo creer al electorado que -al pertenecer al mismo partido- el gobierno de MGS sería la continuación del desastroso sexenio del futbolista. Anuncios espectaculares con el slogan: “la candidata de la continuidad” comenzaron a aparecer por todo el territorio estatal, al igual que una comparación gráfica entre las dos candidatas en las que se utilizaron las peores fotos de la ex directora de la Lotería Nacional.
El exgobernador Graco Ramírez operó magistralmente a favor de Lucy Meza de manera “subterránea”. Tuvieron el cuidado de que las reuniones en las que participaba el tabasqueño no hubiera cámaras pues Lucy ya había declarado que ellos habían roto relaciones desde que Graco decidió que su hijastro Rodrigo Gayosso fuera el candidato del PRD a la Gubernatura en 2018.
Al proyecto se incorporó un partido cuyo ADN es indefinido y confuso: Redes Sociales Progresistas. El RSP fue creado por la ex lideresa del SNTE, Elba Esther Gordillo, entregado a manera de franquicia en Morelos a la pareja conformada por el senador priísta Ángel García Yáñez y Rosario Herrera, también conocida como Yadira Vázquez Huitrón, quien fue detenida en noviembre de 2021 por presuntos nexos con el crimen organizado.
A pesar de ello, su hermana Claudia Vázquez Huitrón apareció en primer lugar de la lista de candidatas plurinominales de RSP en las pasadas elecciones; la sobrina de Elba Esther, Erika Hernández Gordillo, ocupó la diputación plurinominal en la última legislatura bajo las siglas de RSP y actualmente funge como coordinadora de asesores del diputado federal Cuauhtémoc Blanco.
Sin embargo, el partido desapareció en Morelos por falta de votos.
En algún momento muchos pensaron que la mercadotecnia de Lucy Meza (regidora, diputada local dos veces, diputada federal, senadora) se podía imponer al bajo perfil de Margarita González Saravia, quien sólo había sido directora nacional de la Lotería.
Así llegamos al dos de junio, cuando las dos candidatas se declararon ganadoras de la contienda. A las seis de la tarde apareció una sonriente Margarita González Saravia en un salón del Hotel Las Quintas, y una hora más tarde hizo lo propio Lucy Meza, también sonriente, pero cuyos rostros de su equipo dejaban entrever que no estaban seguros de nada.
En los siguientes días vendría el “show” de siempre: las acusaciones de que hubo irregularidades en el conteo de votos, el anuncio de que el proceso electoral sería impugnado. Pero ya todo estaba consumado.
Así, en los primeros minutos del primero de octubre, Margarita González Saravia Calderón tomó protesta formalmente como nueva titular del Poder Ejecutivo para el periodo 2024-2030 ante los 20 diputados de la LVI Legislatura, para después trasladarse al Palacio de Gobierno (convertido en una fortaleza impenetrable desde hace dos sexenios), y abrir las puertas de par en par para que todo el pueblo pudiera entrar.
Estamos conscientes de que no se pueden solucionar los graves problemas que aquejan a Morelos por decreto, sobre todo cuando varios de ellos van más allá de los alcances de un gobierno a nivel estatal, sin embargo, cuenta mucho el estilo personal de gobernar.
En sus primeros tres meses Margarita González Saravia se ha mostrado sensible a los problemas de los morelenses, conflictos que ella conoce porque ha vivido en Morelos las últimas décadas, no como el tabasqueño y el tepiteño que gobernaron los últimos dos sexenios.
En su campaña, MGS nos planteó una serie de proyectos y programas que suenan bastante interesantes, pero que no dejan de ser promesas. Para cumplir esos planes Margarita se ha rodeado de quienes ella considera las mejores mujeres y los mejores hombres y los integró a su gabinete.
Ahora, sólo falta poner manos a la obra y materializar todo lo que se encuentra en papeles y archivos electrónicos. Hasta este momento no podríamos asegurar que alguno de los miembros de su equipo está incurriendo en actos de corrupción o que no está preparado para el cargo.
En unos meses saldrán a relucir los arribistas, los simuladores, los acomodaticios, y los corruptos que quizás se hayan incrustado en el gobierno de Margarita González Saravia. Y entonces veremos de qué está hecha la gobernadora.
Los morelenses estamos ávidos de programas sociales para los que menos tienen, pero también necesitamos proyectos productivos que mejoren nuestra economía, que haya fuentes de empleo, impulso a las pequeñas y medianas empresas, inversión extranjera y/o nacional, etc.
Pero sobre todo quisiéramos que ya no despertemos cada día con noticias de homicidios dolosos, lo que se conoce como ejecuciones. Sabemos que “se están matando entre los delincuentes”, lo que no significa ningún consuelo.
Tenemos la esperanza de que con este nuevo gobierno estatal nos vaya mejor.
HASTA MAÑANA.