Y tal vez sea en esta equívoca percepción generalizada lo que provoca el que cualquiera, desde el espacio que ocupe, vulnere la carta magna con dolo y en el peor de los casos, por desconocimiento. Ejemplos hay múltiples y muy diversos; sería ocioso mencionarlos en esta entrega.
Para fortuna de todos nosotros, un gran avance se logró al crear la figura de la Controversia Constitucional, definida ésta como un proceso jurisdiccional seguido ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación como instancia única en la que se dirimen conflictos de constitucionalidad o de legalidad surgidos a partir de las distribuciones competenciales en los distintos órdenes jurídicos o derivados del principio de división de poderes. (Luz Helena Orozco y Villa. Licenciada en Derecho por el ITAM y Maestra en Derecho por la Universidad de Columbia).
No es difícil comprender el contenido de esta definición; y es más entendible cuando ya en la práctica, esta instancia, define y ordena la relación entre poderes y niveles de gobierno. En Morelos, ante la incapacidad de diputados y asesores, quienes con mucho ánimo tal vez, pero con ausencia de conocimiento Constitucional, la han vulnerado una y otra vez; para fortuna de todos en México, La Suprema Corte de la Nación ha fallado siempre en la custodia de la máxima ley y evidenciado el exceso, o en su caso, la ineptitud de nuestro Congreso y de quienes lo conforman.
La importancia de tener opciones de defensa de nuestra Constitución resalta y obtiene mayor importancia cuando el propio Presidente de México reconoce que “uno de los mayores desafíos en la actualidad es que la ley se cumpla, que nadie esté por encima de ella". Y es que parece una práctica común el que individuos, gobernantes, representantes populares, caminen en los márgenes legales para sacar raja propia; los temas políticos, electorales, económicos, laborales, de toda índole, encuentran transgresiones a la Carta Magna una y otra vez.
¿Y qué decir del contenido social de la ley suprema? Felipe Calderón, en el XCV Aniversario de la Promulgación de nuestra Constitución, afirmó que “hoy muchas de las aspiraciones plasmadas en la Constitución, empiezan ya a convertirse en una realidad para millones de familias mexicanas”. Imaginemos nuestro rezago: 95 cinco años después de su vigencia, apenas podemos advertir que empiezan a darle justicia a muchos mexicanos. ¡Vaya rezago y lamentable realidad!
El estudio de la Constitución está limitado a quienes ingresan a las universidades para prepararse en la licenciatura en Derecho; antes o durante las demás carreras, solo matices que no logran permear en los futuros profesionales de México les son compartidos. Consideramos que la Secretaría de Educación Pública y la Universidad Nacional Autónoma de México, como responsables de los contenidos académicos de la mayoría de las instituciones educativas del país, deberían de promover, de forma ágil y de fácil comprensión, el contenido de nuestro principal ordenamiento; ello generaría por lo menos, la comprensión del cómo y por qué existen limitantes en nuestro actuar.
Hoy la información al través del ciberespacio puede permitir de forma sencilla, el acceso a las nuevas generaciones, que en cuestión de minutos alcanzan el dominio de aparatos, teléfonos, juegos portátiles, ordenadores, controles remotos, la comprensión de nuestra más importante ley. Los desarrolladores, en lugar de limitar sus juegos a la violencia y al número de abatidos, bien podrían generar una especie de consecuencias jurídicas ante lo que se decide hacer en estos encuentros y batallas sangrientas virtuales.
No es gratuito que hoy tengamos diputados sin conocimiento ni respeto hacia la Constitución; son víctimas muchos de ellos de la superficialidad con la que ésta se ha enseñado en los últimos 25 años. Otros, los más añejos, a pesar de haber cursado en aulas en dónde el respeto a nuestras leyes era la enseñanza diaria, han sido movidos por la banalidad, la proyección y el oportunismo político-electoral.
Han pasado 95 años de que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos inició su vigencia, unos buscan la hechura de una nueva, hoy el Presidente reconoce que apenas, “muchas de las aspiraciones plasmadas en ella” empiezan a llegar a nuestro pueblo. Es nuestra ley principal, no solo debemos respetarla sino lograr que se comprenda.
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