La filosofía popular de la tauromaquia aplica perfectamente en la política mexicana, sobre todo en lo que se refiere a declarar o a opinar fuera de tiempo, es decir, “a toro pasado”.
Qué fácil es dar un "capotazo" o ejecutar una de las mejores suertes cuando el toro ha pasado, cuando ya no hay peligro; en ello radica exactamente el arte torero.
Lo anterior aplica para cuatro personajes: dos mexicanos y dos extranjeros que hoy lanzan sendas declaraciones después de terminado el proceso electoral presidencial, y haber sido ya declarado por la autoridad competente presidente electo de México, Enrique Peña Nieto.
Empecemos por Felipe Calderón Hinojosa, quien no obstante que solo le faltan 63 días para entregar el poder, insiste en dictar su personal cátedra, al caer en la aberración de las contradicciones; los extranjeros publicistas trasnacionales, el español Antonio Solá y el ecuatoriano Jaime Durán se lanzan, el primero sin pudor alguno, contra la ex candidata de las derechas, Josefina Vázquez Mota. Finalmente el fundador del Partido de la Revolución Democrática, PRD, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, critica la decisión de su instituto político de haber aceptado que a través de una encuesta, se determinara al candidato presidencial, quien finalmente perdió.
Calderón Hinojosa, en su decisión muy personal de aprovechar todas las tribunas y todas las oportunidades para hablar, hablar y hablar, se aventó una perorata en la Asamblea General de Naciones Unidas que no tuvo ninguna repercusión internacional y que solo recogieron los medios nacionales.
El todavía huésped de Los Pinos planteó a la comunidad internacional que debatan todas las opciones para terminar con el narcotráfico y el crimen organizado incluyendo las regulatorias o de mercado de los propios enervantes, propuesta contraria a su posición sostenida durante sus seis años mandato, de enfrentar el flagelo única y exclusivamente con la fuerza de las armas, decisión que ha enlutado a más de 100 mil hogares y que propició la desaparición de más de 20 mil compatriotas.
El ínclito Antonio Solá, mismo que inventó cuando dirigió la campaña de Calderón el lema: “López Obrador, un peligro para México”, ahora, después de la derrota, niega ser el autor de la desastrosa campaña electoral de la candidata presidencial del Partido Acción Nacional, Josefina Vázquez Mota y se deslinda al afirmar que sólo intervino en la parte que le llaman “de contraste”, es decir, la de pegarle al puntero que nada le redituó y en cambio favoreció a quien finalmente fue colocado en segundo lugar y reconoce la buena estrategia de la campaña del triunfador Peña Nieto.
Por la misma línea se manifestó el ecuatoriano Jaime Durán quien dirigió la campaña triunfadora del ahora jefe de Gobierno electo del Distrito Federal, Miguel Mancera Espinosa, al criticar también a la candidata panista por haber hecho, según él, una campaña machista cuando anunciaba que tenía más pantalones que los hombres y por haberse querido separar del presidente Calderón, decisión que nunca tomó, con aquella frase de “Josefina diferente”.
Finalmente el ingeniero Cárdenas Solórzano, criticó que se aceptara que mediante una encuesta se definiera al candidato presidencial perredista, al señalar que dicha decisión fue entre dos: Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard Casaubón; puntualizó que eso fue un error y desde un principio todas las encuestas colocaron al triunfador en el primer lugar, sin decirlo dio el ejemplo, al referirse al hecho de haber aceptado su derrota ante Vicente Fox Quesada.
Declaraciones y posiciones todas “a toro pasado”, aunque en el caso de Cuauhtémoc Cárdenas es de tomarse en cuenta su congruencia y admitir implícitamente que las izquierdas nuevamente perdieron por escoger a un candidato mediante encuestas; mismas que cuando no le favorecieron, criticó acremente el tabasqueño perdedor.